CHILE.-Centenares de activistas pro aborto irrumpieron la noche de ayer en la Catedral de Santiago (Chile) en plena Misa, destrozando confesionarios, haciendo pintas en altares e imágenes, lanzando basura y profiriendo gritos blasfemos.
"Quisiera expresar nuestro más absoluto repudio y rechazo a este tipos de actos, porque al fin y al cabo significan no respetar el derecho de los demás", aseguró el presidente Sebastián Piñera en el palacio de La Moneda.
Este jueves cerca de 5.000 personas marcharon por el centro de Santiago para demandar "aborto libre y gratuito" y para exigir el término de la "violencia ejercida por el Estado chileno".
"Hablé esta mañana con el arzobispo de Santiago para expresarle nuestra total solidaridad y ratificar el fin del compromiso de este Gobierno con la libertad religiosa, con la libertad de culto y también con la protección de la vida del que está por nacer", agregó el presidente chileno.
Además, Sebastián Piñera anunció que la intendencia de Santiago presentará querellas "para poder sancionar a los responsables de este cobarde atentado contra la Iglesia católica".
Por otra parte, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, apuntó hoy ante los periodistas que no es "una persona creyente", pero que sintió que "las personas que estaban en la iglesia en ese momento estaban siendo agredidas de una forma gratuita que no es aceptable".
Tohá se encontraba entre los asistentes a la misa que celebraba el arzobispo metropolitano de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, con motivo de la festividad de Santiago Apóstol.