EE.UU.-(AGENCIALAVOZ) Quien te ve? Quien te mira? Quien se detiene a escuchar tu corazón? Si alguien se tomare un tiempo para hablar contigo, solo escucharte, que le dirías?
Como mujeres podemos tener rincones en nuestro corazón con preguntas guardadas, deseos postergados, proyectos en espera. A través de los años he conocido a muchas mujeres, algunas de ellas llenas de vigor, otras esperando una nueva oportunidad, otras llenas de fe y esperanza, y otras con cargas tan pesadas que sus ojos reflejaban el dolor.
Jesús se encuentra con una mujer y le dice: te vi, te sentí, se que estás ahí. Ella quiso pasar inadvertida y pensó… “SI SOLO TOCARE EL BORDE DE SU MANTO SERE SALVA” (Mateo 9:20-22) Dice el relato bíblico que se acerco por detrás y entre una multitud, pero El supo que ella estaba allí, preguntó, Quien me ha tocado? Se volvió hacia ella y la miró. No solo se dirigió a su cuerpo enfermo, sino a su alma cansada por doce años sobrellevando una enfermedad: “Ten ánimo hija” , miro su corazón, supo que necesitaba.
Dios dirige su mirada hacia cada una de nosotras, traspasa lo que se ve y sabe que necesitamos y por sobre todas las cosas sabe valorarnos. No se queda sin vernos sin darnos una palabra. |
Cual sea nuestra respuesta o pensamiento, Dios dirige su mirada hacia cada una de nosotras, traspasa lo que se ve y sabe que necesitamos y por sobre todas las cosas sabe valorarnos. No se queda sin vernos sin darnos una palabra. La mujer del relato bíblico necesitó dos palabras: Ten ánimo! Y tu fé te ha salvado!
Para escuchar la palabra que necesitamos, nuestro corazón necesita estar abierto a Dios, dispuestas a acercarnos, a charlar con El, a darle su tiempo para conocerle a depositar nuestra fe en El. Un amor sobrenatural nos envuelve, nos cobija, nos hace sentir niñas nuevamente en su regazo, amadas, elegidas por El. Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nuestro pasado lo dejamos en la cruz, nuestro presente lo ponemos en sus manos, y nuestro futuro lo confiamos a sus promesas.