sábado, 1 de marzo de 2014

¿Sabe Ud. a lo que se expone en el carnaval?

*Gary Antonio Rodríguez
 
BOLIVIA.-(AGENCIALAVOZ) Mucha gente cree que el carnaval es una inocente fiesta popular que consiste en disfraces, baile y regocijos bulliciosos. Y aunque este acontecimiento se da en casi todo el mundo de manera generalizada, su origen histórico no está claro, aunque todas las explicaciones apuntan a fiestas paganas relacionadas con los Celtas, Sumeria, Egipto, Babilonia o la Roma antigua, desde donde pasó a Europa y desde ahí a las Américas, por lo tanto, el carnaval es simple y llanamente, una fiesta impuesta por los colonizadores, maquillada por el sincretismo religioso, por el que tantas almas van al Infierno.
 
Y si bien jugar con agua y “divertirse sanamente” no es el verdadero problema, ¿qué de las borracheras, peleas, drogas, orgías, adulterio, fornicación, y otros excesos que suelen darse -en unos países más que en otros- durante el feriado del Carnaval? ¿Qué de los dolorosos resultados -accidentes, violaciones, pleitos, embarazos no deseados, enfermedades sexuales, asaltos, entre otras calamidades? ¿Qué de las heridas que no se curan; los muertos que se extraña; la reclusión en la cárcel; la pérdida de dinero -siendo que muchos despilfarran sus ahorros y hasta gastan lo que no tienen, prestándose- y todo ello trae como consecuencia dolor y el alto costo de la falta de paz?
 
Sea cual fuere el origen histórico del carnaval -que en algunos casos incluso está ligado a festividades religiosas- viendo todos los excesos que se producen durante dicha fiesta, la pregunta de fondo es: ¿El carnaval es una fiesta agradable a Dios? La respuesta contundente es “no”. Como el pecado no agrada al Supremo Creador y como no lo puede tolerar en su presencia, es claro que nunca aplaudirá los desenfrenos planificados y el arrepentimiento después. Quien conoce a Dios y muere cometiendo un pecado realizado con conocimiento y premeditación, no tiene perdón.
 
¿No se estremecería Ud. si -a la luz de la Palabra de Dios, revelada en la Biblia- llegara a entender que quienes practican aquellas cosas pensando que están vivos, en realidad están muertos espiritualmente en sus delitos y pecados? ¿Que, creyendo hacerlo bien, obedecen a Satanás y no a Dios? ¿Que, al dar gusto a los deseos de su carne, sin saberlo no viven en la luz sino en tinieblas? ¿Que, quienes aman al mundo son enemigos de Dios? ¿Que, quien no vive en Jesucristo, no entrará a su Reino?
 
Según la Palabra de Dios, quien ha confesado a Jesús como su Salvador y Señor pasa de la maldición de la condenación del infierno, a la salvación por gracia en el Cielo, por la sangre derramada en la cruz por Jesucristo; se pasa a ser santo, “apartado del mundo” y del pecado; pasa a conocer la Verdad, a ser libre; a ser alguien que ama y quiere agradar a Dios, al entender que de tal manera amó Dios al mundo, que dio lo mejor de sí -a su único Hijo- para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Entonces deja el mundo y sus placeres y cambia de vida para acceder a la gloria eterna.
 
¿En cuál de estas dos realidades se halla Ud.? ¿Ha cambiado su manera de vivir o se mantiene aún sin cambios? ¿Considera Ud. que su vida es agradable a Dios? ¿En qué ha estado pensando todos estos días? Tal vez ¿en disfrutar del carnaval? Tenga mucho cuidado, que el sistema de este mundo es más engañoso de lo que se imagina, y su alma está en riesgo, no solo la suya sino también la de los suyos… ¡cuidado! La alegría que ofrece el carnaval -el dar rienda suelta a la carne- resulta fugaz, pasajera y engañosa, pero al mismo tiempo extremadamente costosa. Sin embargo, ¡cuánto dolor depara después de unos pocos días de alborozo! Quienes buscan tal diversión y aún el desenfreno en esa fiesta mundana, se engañan, porque acabada aquella, su desventura y vacío interno continuará. Por el contrario, cuando el gozo en el Señor y su Paz está en nosotros, entonces pensamos en hacer algo diferente en el feriado, como disfrutar de un tiempo en la presencia de Dios, en un retiro espiritual, por ejemplo.

*El autor es Anciano del Centro Cristiano Evangélico
“Casa de Oración” - Facebook.com/Garyantoniorodriguez

 
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