Las escenas son absolutamente delatoras: los aborteros hacen bromas sobre la calidad de los trozos de feto (“Riñones intactos… ¡cinco estrellas!”, comentan entre risas) y discuten sobre la forma más rentable de cobrar por cada operación: por “muestra (niño)” o por órgano.
Un testigo de todo lo que, además, se muestra en imágenesAdemás, el vídeo recoge en profundidad el testimonio de Holly O´Donnell, hoy militante provida pero que en 2012 trabajó con Planned Parenthood como técnica flebotomista de StemExpress, compañía intermediaria que recoge órganos fetales para venderlos a universidades para investigación.
“Creí que me iba a limitar a extraer sangre, no a conseguir tejido de fetos abortados”, explica. Y cuenta el estado de shock en el que quedó en su primer día de trabajo en un abortorio de Planned Parenthood, cuando se encontró de repente ante una bandeja de laboratorio de vidrio con los restos de un ser humano destrozado por el procedimiento abortivo, y un operario eligiendo con unas pinzas qué trozos eran aptos para ser vendidos.Durante seis meses, el trabajo de Holly consistió en seleccionar mujeres embarazadas que pudiesen satisfacer los criterios de Planned Parenthood para utilizar sus restos, y luego elegir los trozos del cuerpo fetal tras el aborto.
La organización abortista recibía un porcentaje de StemExpress: “Por todo lo que pudiésemos conseguir recibíamos un porcentaje. La enfermera jefe siempre intentaba asegurarse de que conseguíamos las muestras, porque sabía que Planned Parenthood era compensada por ello”.
Según O´Donnell, este trabajo repercutía emocionalmente sobre ella y sobre otros miembros del equipo, y llega a afirmar que Planned Parenthood explota económicamente a muchas mujeres que realmente no quieren abortar.
Tras estas declaraciones de Holly O´Donnell, y un recordatorio de imágenes de los dos vídeos anteriores, los de las dirigentes de Planned Parenthood Deborah Nucatola (la de la ensalada) y Mary Gatter (la del Lamborghini), el vídeo llega a su momento más terrorífico: unos minutos de vídeo grabados con cámara oculta en el centro que la organización tiene en Rocky Mountains (Denver, Colorado).
Una conversación mientras seleccionan trozos del niño que acaban de matar
Allí, Savita Ginde, vicepresidente y directora médica de Planned Parentood en Rocky Mountains, identifica algunos órganos de un niño recién asesinado y calcula lo que podrían rentarle a la organización. Se muestra partidaria de cobrar por órgano (eufemísticamente denominado item) y no un porcentaje por intervención: “Creo que por item es un poco mejor, porque podemos ver cuánto podemos sacar de él”.-¿Dirás que está intacto? -pregunta la doctora Ginde.
-Son riñones intactos, sí -responde el falso comprador que hace de gancho.
-Mirándolos sí creo que valen -insiste la abortera.
-¡Cinco estrellas! -añade, entre risas, una médico asistente de Planned Parenthood.
Ginde le ofrece entonces trozos de otros órganos, y comenta su calidad:
-Incluso con 11 semanas, aunque es realmente pronto, porque habíamos hablado del segundo trimestre.
-Es tejido nervioso que la gente podría querer -afirma el falso comprador-. Fíjese, aquí todavía está unido a la médula espinal.
-¿Lo mandamos entonces todo junto? -pregunta la abortera.
-Sí, algunos lo prefieren porque llega mejor protegido.
Y se muestra contento de la operación:
-Éste de 11,6 semanas era realmente bueno. Podíamos haber cogido tres o cuatro muestras.
-¡Excelente! -comenta la doctora Ginde.
-Si hubiera sido 50 o 75 dólares por muestra, sería un total de 200 o 300 dólares, a nosotros nos parecería bien. Con material como éste, no queremos un tanto alzado de 200 y… [se ríe].
-No, y creo que por item es un poco mejor, porque podemos ver cuánto podemos sacar de él.