SAN LUIS ,MISURI.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Sarah Palin salvó la piel en la prueba de fuego del debate vicepresidencial en San Luis (Misuri). La candidata republicana, con la lección aprendida a medias y confiando más de la cuenta en los apuntes, eludió el naufragio que muchos presagiaban ante el veterano Joe Biden, que evitó el cuerpo a cuerpo con su rival y disparó directamente contra John McCain.
Las expectativas eran tan bajas, tras sus últimas entrevistas televisivas, que Palin tuvo que sudar por recuperar el destello perdido en el último mes de campaña y calar en esa parte del electorado conservador y femenino que había perdido la fe.
La gobernadora de Alaska se aferró en todo momento al salvavidas de McCain, a quien defendió repetidamente como el "rebelde", el "reformador" o el "héroe". Se definió a sí misma como una madre trabajadora y prometió luchar por la clase media: "Yo he estado ahí y sé cuáles son los retos, y también las recompensas".
Cuando fue ella misma, Palin logró conectar con esa audiencia que esperaba ansiosamente una señal. A ratos, pareció recitar de carrerilla y al dictado de los asesores de McCain, pero los analistas le dieron sobre la marcha el aprobado general, tirando al notable en política energética y pinchando en todo caso en política internacional.
Biden mantuvo una prudente distancia y tan sólo una vez, a la hora de definir el papel del vicepresidente —"apoyar al presidente en todo momento y darle el mejor consejo"— descalificó directamente a su rival. El 90% de sus ataques estuvieron concentrados en McCain, a quien acusó de corresponsabilidad en "la peor política económica de nuestra historia".
Biden recordó el expediente de McCain a favor de la "desregulación" del sistema financiero y le acusó de marginar a la clase media y velar por los intereses de "las corporaciones y los muy ricos". El demócrata empezó y cerró el debate recordando la gravedad de la situación económica: "Estamos ante el voto más importante en una generación. Estamos metidos en un profundo hoyo que hemos cavado durante ocho años. Es el momento de despertar y votar por el cambio real".
Zapatero, protagonista de nuevo
Apenas 20 minutos de los 90 del debate estuvieron centrados en política exterior. Biden insistió en que no existen ninguna diferencia entre George W. Bush y el candidato republicano y le criticó directamente por su impostura "hacia el primer ministro [presidente] de España, un aliado de la OTAN, que nos está ayudando en Afganistán... ¡Me parece increíble!".
Mientras, Palin pasó al ataque en la cuestión de Irak, recordó el apoyo de McCain a la escalada militar de los últimos meses y vaticinó que "la victoria está cerca". Biden, en cambio, sostuvo la importancia de fijar un calendario de salida y no mantener el contingente de manera indefinida. "La diferencia fundamental es que nosotros sí acabaremos con esta guerra", aseguró. "Vuestro plan es la bandera blanca de la rendición", respondió sin dudarlo su adversaria.
La gobernadora republicana también cargó las tintas contra el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, recordó su intención de "borrar Israel del mapa" y recalcó que EEUU debe prevenir un segundo Holocausto.
Hubo titubeos y momentos de incertidumbre mientras rebuscaba en sus papeles, pero Palin aguantó el tipo en el debate, sacó provecho del poco tiempo dedicado a la política exterior y culminó la noche con un mitin multitudinario en San Luis, con la sensación de haber achicado el agua cuando arreciaba el temporal.
El próximo debate electoral, el martes en Nashville (Tennessee), lo protagonizarán nuevamente McCain y Obama. El cuarto y último, también entre los candidatos a la presidencia, será el próximo día 15 en Hempstead (Nueva York).
Las expectativas eran tan bajas, tras sus últimas entrevistas televisivas, que Palin tuvo que sudar por recuperar el destello perdido en el último mes de campaña y calar en esa parte del electorado conservador y femenino que había perdido la fe.
La gobernadora de Alaska se aferró en todo momento al salvavidas de McCain, a quien defendió repetidamente como el "rebelde", el "reformador" o el "héroe". Se definió a sí misma como una madre trabajadora y prometió luchar por la clase media: "Yo he estado ahí y sé cuáles son los retos, y también las recompensas".
Cuando fue ella misma, Palin logró conectar con esa audiencia que esperaba ansiosamente una señal. A ratos, pareció recitar de carrerilla y al dictado de los asesores de McCain, pero los analistas le dieron sobre la marcha el aprobado general, tirando al notable en política energética y pinchando en todo caso en política internacional.
Biden mantuvo una prudente distancia y tan sólo una vez, a la hora de definir el papel del vicepresidente —"apoyar al presidente en todo momento y darle el mejor consejo"— descalificó directamente a su rival. El 90% de sus ataques estuvieron concentrados en McCain, a quien acusó de corresponsabilidad en "la peor política económica de nuestra historia".
Biden recordó el expediente de McCain a favor de la "desregulación" del sistema financiero y le acusó de marginar a la clase media y velar por los intereses de "las corporaciones y los muy ricos". El demócrata empezó y cerró el debate recordando la gravedad de la situación económica: "Estamos ante el voto más importante en una generación. Estamos metidos en un profundo hoyo que hemos cavado durante ocho años. Es el momento de despertar y votar por el cambio real".
Zapatero, protagonista de nuevo
Apenas 20 minutos de los 90 del debate estuvieron centrados en política exterior. Biden insistió en que no existen ninguna diferencia entre George W. Bush y el candidato republicano y le criticó directamente por su impostura "hacia el primer ministro [presidente] de España, un aliado de la OTAN, que nos está ayudando en Afganistán... ¡Me parece increíble!".
Mientras, Palin pasó al ataque en la cuestión de Irak, recordó el apoyo de McCain a la escalada militar de los últimos meses y vaticinó que "la victoria está cerca". Biden, en cambio, sostuvo la importancia de fijar un calendario de salida y no mantener el contingente de manera indefinida. "La diferencia fundamental es que nosotros sí acabaremos con esta guerra", aseguró. "Vuestro plan es la bandera blanca de la rendición", respondió sin dudarlo su adversaria.
La gobernadora republicana también cargó las tintas contra el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, recordó su intención de "borrar Israel del mapa" y recalcó que EEUU debe prevenir un segundo Holocausto.
Hubo titubeos y momentos de incertidumbre mientras rebuscaba en sus papeles, pero Palin aguantó el tipo en el debate, sacó provecho del poco tiempo dedicado a la política exterior y culminó la noche con un mitin multitudinario en San Luis, con la sensación de haber achicado el agua cuando arreciaba el temporal.
El próximo debate electoral, el martes en Nashville (Tennessee), lo protagonizarán nuevamente McCain y Obama. El cuarto y último, también entre los candidatos a la presidencia, será el próximo día 15 en Hempstead (Nueva York).