MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) A través de una nota de prensa, la Conferencia Episcopal Española ha criticado la destrucción de los embriones sobrantes del proceso de fecundación que ha sido necesaria para el nacimiento del primer bebé seleccionado genéticamente para curar a su hermano.
Los obispos españoles critican que se haya puesto el énfasis "en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de la enfermedad de su hermano", pero critican que, "se haya silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente".
En su misiva, la Conferencia insiste que su objetivo es aclarar algunas de las "implicaciones morales" de este avance científico, que ha sido bienvenido por gran parte de la comunidad científica.
En su misiva, la Conferencia insiste que su objetivo es aclarar algunas de las "implicaciones morales" de este avance científico, que ha sido bienvenido por gran parte de la comunidad científica.
Javier nació sano el pasado domingo en Sevilla. Sus padres son portadores de un error genético que le hubiese supuesto padecer la forma más grave de anemia, la beta talasemia mayor. Ésta es la misma enfermedad que ya padece su hermano Andrés, de seis años.
La selección de embriones no sólo ha permitido que el bebé nazca sano, sino que las células de su cordón umbilical sean compatibles con las de su hermano, que en pocos meses podrá recibir un trasplante de médula con este material para remediar su mal.
"Mediante la técnica utilizada, el diagnóstico genético preimplantacional, los embriones obtenidos a través de la fecundación in vitro son examinados para seleccionar aquellos que no sean portadores del factor genético que puede dar lugar al desarrollo de la enfermedad heredada. Entre los seleccionados, se implantan en el útero materno aquellos embriones que presentan el perfil de compatibilidad genética más adecuado con el hermano enfermo. Los demás son destruidos o congelados", apunta el comunicado.
La selección de embriones no sólo ha permitido que el bebé nazca sano, sino que las células de su cordón umbilical sean compatibles con las de su hermano, que en pocos meses podrá recibir un trasplante de médula con este material para remediar su mal.
"Mediante la técnica utilizada, el diagnóstico genético preimplantacional, los embriones obtenidos a través de la fecundación in vitro son examinados para seleccionar aquellos que no sean portadores del factor genético que puede dar lugar al desarrollo de la enfermedad heredada. Entre los seleccionados, se implantan en el útero materno aquellos embriones que presentan el perfil de compatibilidad genética más adecuado con el hermano enfermo. Los demás son destruidos o congelados", apunta el comunicado.
La nota recuerda que el nacimiento de Javier (el niño que podrá donar las células de su cordón umbilical para curar a su hermano Andrés, enfermo de beta talasemia mayor) ha venido acompañada de la destrucción de otros seres humanos, "sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida" y considera que al recién nacido "se le ha conculcado su derecho a ser amado como un fin en sí mismo".
Los obispos tampoco están de acuerdo en que este hecho sea un "éxito y un progreso científico", porque consideran que la técnica del diagnóstico preimplantacional reduce la dignidad de la persona a un mero valor de utilidad: "Los hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer han sido desechados por no ser útiles desde la perspectiva técnica, violando así su dignidad y el respeto absoluto que toda persona merece en sí misma, al margen de cualquier consideración utilitarista".
"El hecho feliz del nacimiento de un bebé sano no puede justificar la instrumentalización a la que ha sido sometido y no basta para presentar como progreso la práctica eugenésica que ha supuesto la destrucción de sus hermanos generados in vitro", asegura el órgano colegiado de los obispos españoles, aunque inmediatamente añaden: "Con estas aclaraciones no se juzga la conciencia ni las intenciones de nadie. Se trata de recordar los principios éticos objetivos que tutelan la dignidad de todo ser humano".
Los obispos tampoco están de acuerdo en que este hecho sea un "éxito y un progreso científico", porque consideran que la técnica del diagnóstico preimplantacional reduce la dignidad de la persona a un mero valor de utilidad: "Los hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer han sido desechados por no ser útiles desde la perspectiva técnica, violando así su dignidad y el respeto absoluto que toda persona merece en sí misma, al margen de cualquier consideración utilitarista".
"El hecho feliz del nacimiento de un bebé sano no puede justificar la instrumentalización a la que ha sido sometido y no basta para presentar como progreso la práctica eugenésica que ha supuesto la destrucción de sus hermanos generados in vitro", asegura el órgano colegiado de los obispos españoles, aunque inmediatamente añaden: "Con estas aclaraciones no se juzga la conciencia ni las intenciones de nadie. Se trata de recordar los principios éticos objetivos que tutelan la dignidad de todo ser humano".