
Santiago de Chile. - ( AGENCIALAVOZ.COM ) El candidato presidencial oficialista chileno, el senador Eduardo Frei, consiguió esta semana tres apoyos clave y puso en duda el favoritismo de la derecha para vencer en la segunda vuelta del 17 de enero.
El parlamentario sumó el respaldo de la mayoría de las iglesias evangélicas y la Central Unitaria de Trabajadores, además de acercar posiciones con el líder independiente Marco Enríquez-Omimani, quien sacó un 20 por ciento de los votos en la primera vuelta de diciembre.
La arremetida fue acompañada por una ofensiva legislativa y comunicacional del gobierno de Michelle Bachelet, quien ha anunciado obras e inversiones a diario esta semana, como la construcción de recintos deportivos, aeropuertos y carreteras.
La derecha, liderada por el millonario Sebastián Piñera, replicó que el gobierno está gobernando "conforme a los intereses de Frei", acusando de intervención electoral a ministros y funcionarios.
Piñera, en un intento por captar votos del centro político, además reiteró que su propuesta es "progresista", asegurando que "lo más probable" es que no llame a su gobierno a ex miembros de la dictadura de Augusto Pinochet, régimen del pasado ligado a su sector.
"Ha habido una campaña del terror que tiene dos problemas. Es una campaña basada en falsedades, y segundo, es una campaña muy cruel, porque andar engañando y asustando a la gente humilde es una crueldad", sostuvo el empresario y candidato.
Ante ello Frei insistió en que él es el depositario de la agenda progresista del país, prometiendo mejoras a las leyes laborales, la derogación de la Constitución heredada de la dictadura y el respaldo a los juicios por violaciones a los derechos humanos en ese período.
"Chile no está para un punto final", resumió hoy Frei, quien en su gobierno de 1994 y 2000 jamás aceptó un encuentro con los organismos de derechos humanos.
De todos los apoyos recibos por Frei el más importante fue el de las iglesias evangélicas, seguidas por 1.300.000 votantes.
"Confiamos en la continuidad del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, y para nosotros el continuador en todas las reivindicaciones del mundo evengélico es Eduardo Frei", dijo sorpresivamente el obispo evangélico Emiliano Soto.
El respaldo, inédito en la historia política chilena, tiene como telón de fondo el temor explícito de los evangélicos a que el eventual ascenso de Piñera al poder signifique una supremacía en el Estado de sectores conservadores católicos, como el Opus Dei.
"Vamos a desarrollar todos los esfuerzos necesarios para darle a la Iglesia evangélica su dimensión real", les prometió Frei ante sus temores.
El otro gran apoyo a la campaña oficialista fue la posibilidad de que Enríquez-Ominami apoye finalmente a Frei. La opción creció luego de que el padre del diputado, el senador Carlos Ominami, dijera que respalda a Frei y que su decisión la consultó con su hijo.
Las elecciones chilenas, las más reñidas en 40 años, podrían marcar la primera derrota del oficialismo en 20 años, tras el retorno a la democracia. Sería también el primer triunfo de la derecha en 52 años.
La eventual caída electoral ocurriría paradójicamente en momentos que la presidenta Michelle Bachelet goza de una popularidad de un 81 por ciento, según sondeos ligados a la oposición.