ESPAÑA-.(AGENCIALAVOZ) «Yo soy más de pasar páginas que de leer libros», así de contundente se mostró Kiko Rivera (30 años) en una entrevista para este periódico en el verano de 2012. Sin embargo, el hijo de Isabel Pantoja parece haber cambiado de hábitos desde que decidió dedicarse al mundo de la música. Eso se deduce por su último tatuaje. El dj ha inmortalizado en su brazo un largo párrafo de un texto escrito por el pastor evangélico Dante Gebel. Este argentino, que mueve masas en sus ceremonias hablando sobre Dios, parece ser la nueva guía espiritual del último hijo de Paquirri. ¿Quién es ese ídolo de masas que, micrófono en mano, transmite la palabra de Dios?
Gebel es el predicador de la juventud. Conquistó la plaza del Obelisco de Buenos Aires como ningún otro pastor había hecho. Convoca a millones por la televisión y la radio y a decenas de miles en las multitudinarias manifestaciones -en más de cincuenta países-, donde demuestra que tiene, con certeza, el don de la palabra. Dante Gebel es el último evangélico, un cuarentón de carácter, pegado a un traje de chaqueta impecable y a un micrófono. Se hizo famoso hace poco más de 20 años en Argentina, su país natal pero ahora vive, como las estrellas de la música, en Miami. Está casado y tiene cuatro hijos.
A principios de los años 90, cuando el país veía un nuevo despertar con la avalancha de inversiones y privatizaciones, una voz en la radio buscaba los oídos de una audiencia selecta. «Línea Abierta, prohibido para mayores». Era Dante Gebel un pastor polémico, con poco más de 20 años, que comenzaba una prometedora andadura en las ondas. En apenas un par de años el eco de su voz rebotaba en más de quinientas emisoras.
Fuente de inspiración
Éxito arrollador entre la juventud. Puede que su historia haya inspirado a Kiko, y que sus palabras sean su mantra. «Cuando quieras emprender algo habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas. Cuando vean que no te pueden detener, te dirán cómo lo tienes que hacer. Y cuando finalmente vean que lo has logrado... dirán que siempre creyeron en ti», ha escrito en su brazo
Daniel, el tatuador de Kiko, ha asegurado en conversación telefónica con ABC que sabía de dónde provenía la frase elegida por Kiko Rivera para tatuarse. «Yo escribo lo que me dicen, soy un mandao», ha asegurado con el característico acento de Utrera (Sevilla). Según este artista del tatuaje, que dice no saber si Kiko se ha interesado por el evangelismo, pese al revuelo que se ha formado después de que olvidase incluir las tildes en su texto, siguen trabajando juntos en el próximo diseño.
Mix de religiones
Por todos es conocida la importancia que para los Rivera tiene la fe católica. Aunque parece que Kiko la ha adaptado a su particular visión de la vida. Pese a no haber bautizado aún a su hijo Francisco, Kiko recibió con emoción, de las manos de su madre y frente a las cámaras de Telecinco, la medalla del Cristo de las Tres Caídas, que había pertenecido a su padre. En su brazo derecho tiene una cara del Señor coronado de espinas. Ahora, ese hombro vive enfrentado al bíceps tatuado con versos evangélicos. Una conquista para Dante, sin duda.
Y es que la potencia con la que el pastor evangélico se abría paso en la sociedad, mayoritariamente católica argentina, arrasó con prejuicios y temores. En 1998 el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires de entonces y futuro presidente del país, Fernando De La Rúa, autorizó un acto masivo en los alrededores del emblemático Obelisco al que asistió en persona y en primera fila. Acudieron unas cien mil personas.
Con el transcurrir de los años, Gebel fue construyendo su propio imperio. En el histórico Luna Park de Buenos Aires estrenó «Misión Rec», un espectáculo con tres funciones diarias que batió marcas de asistencia. Con el éxito comprobado lo exportó bajo el nombre «Misión América» a Los Ángeles, Santiago de Chile y Miami, entre otras ciudades. El contenido es un cóctel de comedia, humor, filosofía y religión made in Gebel. En su búsqueda de ovejas perdidas para la fe, este atractivo pastor -tiene canal en YouTube- habla de «los falsos profetas» y explora todos los campos que pueden servirle para aumentar su rebaño de seguidores.
Parece haber conseguido que Rivera se aliste entre sus filas. Aunque Daniel, el tatuador, resta importancia a la frase escogida: «He tenido a un señor de 42 años que me pidió que le pusiera un Bob Esponja en el culo», comenta sin adelantar cuál será la nueva creación para Kiko. ¿Un Buda, quizás?