SUDAN.- (AGENCIALAVOZ) Acusada de apostasía y adulterio, Mariam Ishaq recibirá cien latigazos y después será ahorcada. No reconocen su matrimonio con un no musulmán
Tiene 27 años, es doctora y está a punto de dar a luz a su segundo hijo. Su historia no habría llamado la atención del mundo si Mariam Ishaq, que nació como Abrar, no hubiera sido condenada a muerte este jueves por haberse convertido al cristianismo.
Si nada ni nadie lo remedia, la joven morirá en la horca dentro de dos años; justo antes, recibirá cien latigazos. Es la sentencia impuesta por un tribunal de Sudán, que la condena por apostasía y adulterio. Y si ha decidido retrasar la ejecución de la pena, es para dar tiempo a la mujer a que amamante al bebé, que nacerá en los próximos días.
"Soy cristiana y nunca he cometido apostasía", se defendió Mariam. Pero el juez se mostró implacable: "Te hemos dado tres días para abjurar de tu fe, pero has insistido en no regresar al islam. Te condeno a morir en la horca".
Se refería al plazo dado el pasado domingo a la mujer para que rectificara y renunciara al cristianismo. Ese mismo día, el marido de Mariam, cristiano, fue absuelto de adulterio: explicó que habían contraído matrimonio cuando ella ya había cambiado de religión.
Según denuncian oenegés y otros organismos internacionales, la persecución religiosa contra los cristianos en Sudán crece de una manera especial desde 2012. Un escenario, no obstante, negado por Ahmed Bilal Osmán, ministro, que niega la represión: "Vivimos juntos desde hace siglos"
Tiene 27 años, es doctora y está a punto de dar a luz a su segundo hijo. Su historia no habría llamado la atención del mundo si Mariam Ishaq, que nació como Abrar, no hubiera sido condenada a muerte este jueves por haberse convertido al cristianismo.
Si nada ni nadie lo remedia, la joven morirá en la horca dentro de dos años; justo antes, recibirá cien latigazos. Es la sentencia impuesta por un tribunal de Sudán, que la condena por apostasía y adulterio. Y si ha decidido retrasar la ejecución de la pena, es para dar tiempo a la mujer a que amamante al bebé, que nacerá en los próximos días.
"Soy cristiana y nunca he cometido apostasía", se defendió Mariam. Pero el juez se mostró implacable: "Te hemos dado tres días para abjurar de tu fe, pero has insistido en no regresar al islam. Te condeno a morir en la horca".
Se refería al plazo dado el pasado domingo a la mujer para que rectificara y renunciara al cristianismo. Ese mismo día, el marido de Mariam, cristiano, fue absuelto de adulterio: explicó que habían contraído matrimonio cuando ella ya había cambiado de religión.
Ellas tienen que seguir la religión de su padre
Durante la vista, el tribunal recordó que la ley sudanesa prohíbe la conversión desde el islam. Por ese motivo, se considera nulo el matrimonio de la joven como cristiana, que se casó con el padre de sus vástagos en 2011; y de ahí, la acusación de adulterio. Sin embargo, un musulmán sí puede desposar a una mujer de otra religión. Además, de acuerdo con la ley, los hijos deben seguir la religión de su progenitor; y el de Mariam es musulmán; de ahí, la apostasía.Según denuncian oenegés y otros organismos internacionales, la persecución religiosa contra los cristianos en Sudán crece de una manera especial desde 2012. Un escenario, no obstante, negado por Ahmed Bilal Osmán, ministro, que niega la represión: "Vivimos juntos desde hace siglos"