¡Estamos en vísperas de la celebración de los 25 años de ACIERA!
ARGENTINA ( AGENCIALAVOZ ) Los preparativos están en marcha, las actividades se nos acercan (consultar la agenda en este ACIERA Online), y contaremos con la visita especial del Dr. Luis Palau, quien tendrá la meditación en el festejo central que se realizará en el hotel Panamericano, donde se invitarán a funcionarios de gobierno, empresarios y personas pertenecientes al establishment de la sociedad argentina.Durante los últimos 25 años la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina ha brindado servicio al pueblo cristiano en nuestro país. Denodadamente se trabajó y se sigue trabajando en pos de la Unidad del Cuerpo de Cristo y la Transformación Nacional. Fundada en años donde la dictadura militar cesaba su vigor, en un clima de democracia naciente, ACIERA logró amalgamar el consenso de sus afiliados, como una institución que reúne para el bienestar conjunto, para generar consenso, para elaborar una voz en el desierto de una sociedad que clama por algo que la sacie, sin saber que ese algo es nuestro Señor Jesucristo. La influencia de la iglesia evangélica creció en los últimos años a través de los actos realizados en el Obelisco, organizados conjuntamente con las Federaciones FECEP y FAIE. Como así también, el Festival con Luis Palau en Buenos Aires luego del cual comenzó a hacerse más notoria la presencia evangélica. Y asimismo, empieza a reconocerse paulatinamente, la extensa labor de la iglesia evangélica en esferas sociales trascendentes. Como institución comenzamos a inmiscuirnos en los problemas de nuestra sociedad. Participamos de proyectos de ley tratados en diversos sectores como en el caso de la ley de educación sexual en la Legislatura porteña, e incluso, el aporte a la Ley Nacional de Educación. El tratamiento de la Libertad de Culto y tantos otros proyectos. Las campañas de evangelización con el hermano Carlos Annacondia. Los eventos dirigidos a la juventud con Dante Gebel, Primavera Sin Violencia, los conciertos Rock and Vida tanto en estadios como en las cárceles, o los “copamientos” del Parque de La Costa y el Parque de la Ciudad con Ale Gómez. Las presentaciones del Manifiesto de la Juventud en el Congreso de la Nación y en diversas provincias propiciado por Pasando la Antorcha conjuntamente con la Cumbre de Líderes que se realizó en Pilar el añ ;o pasado. La tarea que se lleva a cabo en las Unidades Penitenciarias. La incursión en la TV de ACIERA por medio de pastores que asistieron a diversos programas invitados especialmente o como el programa “Creencias”. Y tantas cosas que no alcanza el espacio para mencionarlas. Desde su inicio, paulatinamente, ACIERA fue generando un consenso mayoritario del sector evangélico en todo el país, mediante la afiliación a la entidad de las principales denominaciones (agrupaciones de iglesias de acuerdo a su origen y tradición), y del movimiento de iglesias independientes, motor del gran crecimiento numérico experimentado en las últimas décadas. La iglesia evangélica fue ganando espacios en la sociedad con una alta repercusión internacional. Buscamos crecer y fomentar la unidad, pero no por el éxito de una institución, ya que soy el primero en afirmar que si la institución se vuelve un ente rígido que no es útil a la Iglesia de Cristo, debe dejar de existir. Debemos tener en cuenta que ACIERA debe ser un instrumento entre el Pueblo de Dios con su propia gente y la sociedad en la que está inmersa. Estamos para compartir los valores bíblicos a nuestra nación, y eso incluye ser sal y luz donde la oscuridad no permite ver la cruz de Jesús. Ser testimonio vivo, santo, agradable a los ojos de nuestro Dios. Es decir, que aquellos que nacimos de nuevo vivamos conforme a lo que creemos y predicamos. Para que donde nos encontremos podamos ejercer influencia a quienes nos rodean. Como lo venimos haciendo en el reflejo del diario andar, alumbrando y dándole sabor a la vida. No a la propia sino a l a de una Nación que necesita a Cristo. En la coherencia entre lo que predicamos y vivimos para que el mundo crea que Jesucristo es el Señor y seguro Salvador de nuestras vidas, de las vidas de aquellos que en Él creen, conforme dice su Palabra, y recibirán la vida eterna. Como dice el apóstol Pablo: “Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. … nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:13-14 y 20-21). Celebre con gozo el tiempo que estamos viviendo y no se pierda ninguno de los festejos. Allí nos vemos, Rubén Proietti.