viernes, 7 de septiembre de 2007

ABOGADOS DEFORMADOS


Por Carlos Garrido Chalén



( AGENCIA LA VOZ ) Manuel González Prada (1844-1918), decía que nadie vive tan expuesto a la deformación profesional como el abogado.”¿Qué recto corazón – se preguntaba – no se tuerce con el hábito de cifrar la justicia en el fallo aleatorio de un Juez?. El Juez viene del abogado, como la vieja beata sale de la joven alegrona, como el policía y el soplón se derivan del ratero jubilado, aseguraba. Para él, en la abogacía, como en un sepulcro voraz e insaciable, se han hundido prematuramente muchas inteligencias, quizás las mejores del país, y muchos sobreviven para el oficio y degeneran en calamidad. “Roma – anotaba – no infunde tanta aversión por sus conquistas inhumanas como por su Derecho Romano y sus leguleyos. Los abogados eran quizás más temibles que los procónsules y pretorianos. Juvenal no les prodiga muchos elogios, Tácito los iguala con los vendedores en las plazas de abasto. González Prada estaba absolutamente convencido que los abogados y arman el anzuelo para que el vecino acaudalado atrape y desnude a las gentes de menor cuantía. “El abogado – alegaba - escolta siempre al usurero. Azuza también al déspota, cuando no funciona por cuenta propia, y en la América española los gobernantes peores, los más abusivos y retrógrados, fueron abogados. Y nada hemos dicho sobre su acción en las entidades colectivas, y a modo singular en los Parlamentos. Como un solo vaso de vinagre es más que suficiente para avinagrar un tonel de vino, así la lengua de un abogado basta y sobra para introducir el antagonismo y la confusión en la colectividad donde reinan la armonía y la concordia”. Esas catilinarias gonzalespradanas, escritas hace por lo menos 143 años, respiran seguramente el aire contencioso – hepático dirían algunos - de su autor, un hombre rebelde, pero honesto, que criticaba todo lo que fuera conservador, pero aunque su generalización es tremendista y posiblemente injusta, porque también existen abogados honestos y dignos, fueron inspiradas contra energúmenos sin alma y sin temor a Dios que en todo tiempo han tomado la profesión de la abogacía - que debería ser una oportunidad maravillosa para la defensa de la verdad, la honestidad y la justicia - como su reducto. Porque, digámoslo con sinceridad, de todo hay en la viña del Señor, y ese desprestigio, como lo pueden confirmar nuestros propios colegas, no es tan gratuito como pudiera suponerse. Y hasta el buen humor de nuestro pueblo anda por allí diciendo que los abogados no van al cielo; que un abogado y un gato a un pozo cayeron, y como los dos tenían uñas por las paredes subieron. Conozco a abogados que venderían su alma al diablo y hasta a su madre, a cambio de un estipendio; letrados corruptos - los cerdos gozan más con el fango que con el agua limpia - sin calidad humana, falsos e ignorantes, que creen que “poder” se escribe con “j”. Pero también a viejos abogados prestigiosos y honrados y a una nueva hornada de abogados lúcidos, que quiere luchar y trabajar por la justicia.



Dr CARLOS HUGO GARRIDO CHALÉN
Es Pastor ,Abogado, Periodista y Escritor Poeta, autor de más de una decena de obras literarias publicadas, Presidente Ejecutivo y Fundador de la Unión Hispanoamericana de Escritores, Presidente Ejecutivo: Ministerio Mundial de Oración, Intercesión y Sanidad, Past Decano del Colegio de Periodistas de Tumbes- Peru EMBAJADOR UNIVERSAL DE LA PAZ EN EL PERÚ
(DEL CÍRCULO DE EMBAJADORES UNIVERSALES DE LA PAZ DE GINEBRA, SUIZA

 
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