miércoles, 3 de octubre de 2007

Fujimori: Una hierba seca


LIMA - PERU ( AGENCIALAVOZ ) Toda carne es como hierbaY toda la gloria del hombre como flor de la hierbaLa hierba se seca y la flor se caeMas la palabra del Señor permanece para siempre”Alberto Fujimori Fujimori, iniciaba su gobierno en 1990 bajo el lema: honestidad, tecnología y trabajo y con un difícil escenario de hiperinflación y violencia terrorista dejado por el primer gobierno de Alan García. Gran parte de la ciudadanía lo apoyaba entre ellos un importante sector de la comunidad evangélica que hizo de él el “hermano Fujimori” según relata el prolífico Tomás Gutierrez en su libro del mismo título. Pero el alma de Fujimori fue de la misma esencia utilitarista que la de Pinochet cuando éste último asistía a los Te Deum de la imponente Catedral Pentecostal en Santiago o la de Chavez que ha logrado encandilar un gran sector evangélico que lo ha propuesto como “obispo mayor” de los protestantes venezolanos. El alma de un dictador busca concentrar el poder y pelea contra el “stablishment” donde la iglesia católica tiene un sitio oficial y la evangélica es herramienta útil para sus fines. Fujimori se había ganado el respaldo evangélico recorriendo las iglesias. Dos años después bajo un discurso contra los partidos políticos y el Congreso, disuelve éste último en el denominado “autogolpe” y construye una Constituyente y un marco legal que iba a permitir un gobierno de corrupción y sangre, que cubría con acciones eficientes de manejo del Estado. En este momento apartó a los evangélicos del poder, por lo menos aquellos que eran consecuentes con los principios cristianos, sin embargo quedaron otros que en su afán de estar cercanos a los privilegios no dudaron en ahogar su llamado.La gloria acompañó a Fujimori sobretodo en momentos como la captura de Abimael Guzman (cabeza del grupo terrorista Sendero Luminoso) o en la operación de rescate de los rehenes de la embajada del Japón. Pero la gloria es como la hierba, aunque en ese momento pareciera eterna, se seca y su flor se cae. El camino del expresidente del Perú termina con olor de indignidad y va evidenciando a la luz pública todo lo escondido. ¿Creyó Fujimori que podría tomar el nombre de Dios en vano?. Su final político no se puede predecir, menos aún con la política de alianzas y negociaciones que lleva éste gobierno y con las graves señales de corrupción que vivimos. Pero como la palabra de Dios permanece, la flor esta caída y algo debemos aprender los creyentes.
Escrito por : JORGE MARQUEZ CHAHU Regidor Metropolitano de Lima- Peru

 
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