( AGENCIALAVOZ ) -. Doh Sey, miembro de la tribu étnica birmana de Karenni, casi pierde su vida en 1992 cuando le dispararon mientras luchaba contra el ejército birmano.
Esa herida abrió sus ojos a muchas realidades. Tras recibir tratamiento médico de la organización cristiana, Guardianes de Birmania Libre, Doh Sey se ofreció voluntariamente a formar parte de ese grupo que da ayuda a su gente. Aquí, escuchó y vio más abusos de la milicia birmana.“Vimos algunas mujeres que fueron violadas, algunas incluso por pandillas…” dijo Sey.
Esa herida abrió sus ojos a muchas realidades. Tras recibir tratamiento médico de la organización cristiana, Guardianes de Birmania Libre, Doh Sey se ofreció voluntariamente a formar parte de ese grupo que da ayuda a su gente. Aquí, escuchó y vio más abusos de la milicia birmana.“Vimos algunas mujeres que fueron violadas, algunas incluso por pandillas…” dijo Sey.
Una de las mujeres karenni que fueron violadas manifestó que ella “llevaba comida a mi esposo en el campo de arroz y los soldados del Ejército de Birmania vinieron y me violaron”.El pueblo de Mae Sot, ubicado en Tailandia es un sitio de aparente estabilidad política. Pero en realidad hay dos millones de desplazados internos ocultándose en la selva y huyendo de las atrocidades causada por el régimen militar opresor.Un miembro de los Guardianes de Birmania Libre, dice que aunque la lucha en las ciudades se ha detenido, los militares birmanos siguen atacando varias zonas étnicas. Birmania tiene 400 mil soldados contra 10 mil soldados de la resistencia. Es en estas zonas de guerra que los equipos de ayuda de los Guardianes de Birmania libre están operando. El vocero de Free Burma Rangers, dijo que “la meta de los Guardianes de Birmania Libre, es ayudar a la gente a ser libre de la opresión espiritual y política. Los equipos proveen cuidado médico inmediato a quienes están bajo ataque por el Ejército birmano. Les dan otra asistencia material como ropa, comida, Biblias, himnarios. También les dan esperanza al recordarles que el mundo y que Dios se ocupan de ellos y amor… amor al estar junto a ellos en tiempos difíciles”. Aparte de la ayuda física que los trabajadores cristianos ofrecen, ellos también comparten el mensaje de esperanza a los birmanos desplazados. Y juntos adoran a Dios en la selva.“Aún en el lugar más oscuro está el reino de Dios y su arma es el amor. Mi esperanza es que los dictadores de Birmania caigan por su propio peso de corrupción y cuando suceda que no sea por el poder de los ejércitos de resistencia. No sea por la tenacidad y brillo de los partidos políticos democráticos. No sea por nuestra propia fuerza. Dios lo hizo y gracias a Él tuvimos parte en eso”, dijo el vocero de Free Burma Rangers.
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