Por Michael Ross
( AGENCIALAVOZ ) “Estoy cansado de ser un cristiano debilucho”, confesó Jasón, de 15 años, a sus amigos en su grupo de discipulado. “Actúo de una manera en la iglesia y con ustedes, y luego de otra con mis amigos en la escuela. Es como si a veces ni siquiera sé quién soy”.
Los comentarios de Jasón habían puesto el dedo en la llaga de los otros cuatro muchachos acostados en el piso de mi sala. Chris y Andy, ambos de 16 años, asintieron con la cabeza en señal de acuerdo, y Brian, de 14 años (quien había estado ocupado toda la tarde llenándose la boca de papas fritas), también escuchó con atención.
“Sé que a Dios no le gusta cuando actúo de este modo”, continuó Jasón. “Y sé que necesito dejar algunas malas amistades para poder ser un cristiano más fuerte. Pero es realmente difícil”.
De repente, una expresión seria surcó el rostro de Brian. “Estoy contigo, Jasón”, dijo. “He sido un pelele con mi fe. Yo también tengo que cambiar algunas cosas en mi vida”.
Justo cuando estaba a punto de introducir unas cuantas palabras de aliento, Chad, uno de los muchachos mayores del grupo, dijo lo que pensaba. “Están en el camino correcto”, dijo el muchacho de 17 años. “Dejen esas amistades que los están jalando hacia abajo. Eso es lo que yo tuve que hacer.
“Yo solía preocuparme más por la popularidad que por mi fe”, continuó Chad. “Entonces, un día me di cuenta de que es tonto seguir al grupo en la escuela. Yo soy cristiano, soy diferente, y eso está bien”.
Me quedé callado y observé con asombro. Estos muchachos se están alentando unos a otros hacia un caminar más profundo con Cristo, pensé. ¡Mis muchachos están creciendo!
Cada martes por la noche discípulo a cinco muchachos varones adolescentes del grupo juvenil de mi iglesia. Nos llamamos los Breakaway Boyz (Chicos Disidentes). Le ha tomado tres años a mi grupo de discipulado alcanzar un nivel más profundo de unidad, apertura y confianza; tres años de estudios bíblicos, de orar juntos, y de llorar unos con otros (sin mencionar todos los atracones de pizza, las maratones de videos, y las guerras de pistolas de agua que hemos compartido).
Mis objetivos como persona encargada de su discipulado es ayudar a que cada adolescente...
Entregue su voluntad a la voluntad de Dios.
Viva una vida diaria de sacrificio espiritual para la gloria de Cristo.
Luche constantemente por obedecer a nuestro Señor.
Nuestros objetivos como padres y madres deberían ser los mismos. Veamos cómo podemos lograr esto.
Amor + relación + tiempo = criar a un adolescente Hace unos cuantos meses recibí una carta de un joven llamado Eric. Él escribió: “Los problemas con las drogas, el alcohol y las relaciones sexuales antes del matrimonio suceden entre los adolescentes, incluso entre los jóvenes cristianos, cuando no están contentos consigo mismos. Buscan desesperadamente valía en sí mismos. Y en realidad la respuesta está justo delante de ellos: Jesucristo”.
Eric tiene toda la razón. Los jóvenes están hambrientos por comprometer sus vidas a algo. Añoran contar con padres y con trabajadores juveniles que les ayuden a encontrar un propósito en la vida. Usted tiene la respuesta.
Pero afectar la vida de un adolescente moderno no significa que de repente usted tiene que convertirse en un super humano, o en una estrella de “rock” o incluso en un experto en pirotecnia. (Es imposible sólo entretener a los adolescentes.) Más bien, simplemente entre en su mundo y muéstreles que está interesado en ellos.
Eso es lo que Jesús hizo, y Él era el discipulador por excelencia. Aquellos que siguieron a Cristo terminaron siendo servidos por Él. (Imagínese, ¡el Creador sirviendo a Su creación!). Sus discípulos también recibieron una gran dosis de aliento, mezclada con cierta corrección bien merecida de vez en cuando. Jesucristo puso a prueba a Sus discípulos mientras éstos luchaban por recibir la verdad y por obedecer la voluntad de Dios.
¿Quiere tener un mayor impacto en su hijo o hija adolescente? Siga el ejemplo de Cristo.
Cómo alcanzar a su adolescente Para hacer felices a sus hijos, no tiene que hacer gastos extravagantes ni darles lo más grande ni lo mejor. De hecho, cuanto más simple, mejor. Escuche lo que Brady, de trece años dice al respecto: “Sé que mi mamá me ama por las incontables cosas pequeñas que hace por mí. Me cose los botones de la camisa cuando se me caen, y me ayuda con mis tareas de la escuela cada noche. Todas estas cosas significan amor”.
Michelle, de quince años, aprecia las cosas materiales que sus padres le dan, pero ella prefiere su atención.
“Mis padres me han dado todo lo que tengo”, dijo. “En mi mente, eso es amor. No sólo me han dado lo fundamental, sino mucho más de lo que necesito. Pero lo que significa más para mí es el tiempo que pasan conmigo”.
Los adolescentes necesitan atención de sus padres. Necesitan afirmación positiva, apoyo emocional, alimento, y más que nada, necesitan el tiempo de sus padres.
Tiempo e importancia Pasamos tiempo en las esferas de la vida que son las más importantes para nosotros. Ése es un concepto significativo, y nuestros adolescentes se han dado cuenta de ello. Podrían haberlo puesto en una fórmula como ésta:
Tiempo dedicado + Interés + Compromiso = Amor Enfréntelo, sus hijos ven dónde usted pasa su tiempo. Si usted no pasa tiempo con ellos, rápidamente captan el mensaje de que no son importantes. Cuando se le preguntó a Mandy, de diecisiete años: “¿Cómo sabes que tus padres te aman?”, ella respondió: “Porque siempre están disponibles cuando los necesito. Puedo hablarles acerca de cualquier cosa. Sé que se tomarán el tiempo para escuchar y para ayudarme a resolver un problema, en vez de empujarme a un lado”.
Calidad y cantidad La afirmación “la calidad de tiempo es mucho mejor que la cantidad de tiempo” es incorrecta. Su hijo o su hija, al igual que su cónyuge, necesita mucho de su tiempo. Cuando usted le da poco tiempo a su hijo, se está perjudicando a sí mismo.
Por ejemplo, considere su comida favorita. Si usted estuviese limitado a darle un diminuto mordisco a su comida favorita, ¿la calidad de la misma lo satisfaría? Lo dudo. Usted no estaría de acuerdo en que la calidad de la comida es mejor que la cantidad de la misma, ¡especialmente si se estuviera muriendo de hambre! Hasta cierto punto, la mentalidad de la comida rápida representa lo que algunos adolescentes norteamericanos obtienen de sus padres.
El popular autor y orador juvenil Bill Sanders explica:
“Algunas veces, mamá o papá quiere la misma calidad, pero un servicio más rápido, momentos más rápidos juntos: ‘Tomaré la hamburguesa ahora, en vez de en diez minutos. Aun cuando todavía no haya salido de la parrilla, está bien, porque tengo una cita importante en unos cuantos minutos'. La crianza tipo comida rápida no tiene muchos beneficios”.
La clave es un equilibrio saludable entre calidad y cantidad de tiempo. Esto involucra darle a su hijo o hija adolescente su atención total, ya sea cuando están hablando los dos, jugando un juego, o haciendo un proyecto juntos. Y para la mayoría de nosotros, tanto adolescentes como adultos, lo más importante es que aquellos que amamos centren su atención en nosotros. Los jóvenes saben que el amor que los padres muestran dice: “Tu vida es importante, hijo [o hija], y yo te voy a dar mi tiempo”. Cuando usted pasa tiempo con ellos, muéstreles que escuchará, y que juntos hablarán y resolverán las cosas que deben resolver.
Se le preguntó a Jonatán, de dieciséis años: “En una escala de cero a diez, ¿cuánto te aman tus padres?” Sin pestañear contestó: “Diez”. Cuando le pregunté por qué su sentimiento al respecto era tan fuerte, me dijo: “Bueno, por una cosa, ellos me lo dicen. Pero lo más importante de todo, ¡es que me lo demuestran cada día!
“Aun cuando la carrera militar de mi papá lo mantiene bastante ocupado, está a cargo de doscientas personas y a menudo se le llama para que salga en medio de la noche, él hace de los momentos familiares una prioridad. Cuando está en casa, mi mamá, mi hermana y yo tenemos toda su atención. Como familia, siempre hacemos cosas juntos. Y tanto mi mamá como mi papá realmente parecen interesados en lo que pasa en mi vida”.
Lo que Jonatán dijo después realmente captó mi atención: “Yo diría que el mensaje más importante que los adolescentes necesitan escuchar de sus padres es: ‘¡Te amo!'. Y la acción más importante que necesitan ver es a una mamá y a un papá que participan en su vida y que pasan tiempo con ellos”.
“Sé que a Dios no le gusta cuando actúo de este modo”, continuó Jasón. “Y sé que necesito dejar algunas malas amistades para poder ser un cristiano más fuerte. Pero es realmente difícil”.
De repente, una expresión seria surcó el rostro de Brian. “Estoy contigo, Jasón”, dijo. “He sido un pelele con mi fe. Yo también tengo que cambiar algunas cosas en mi vida”.
Justo cuando estaba a punto de introducir unas cuantas palabras de aliento, Chad, uno de los muchachos mayores del grupo, dijo lo que pensaba. “Están en el camino correcto”, dijo el muchacho de 17 años. “Dejen esas amistades que los están jalando hacia abajo. Eso es lo que yo tuve que hacer.
“Yo solía preocuparme más por la popularidad que por mi fe”, continuó Chad. “Entonces, un día me di cuenta de que es tonto seguir al grupo en la escuela. Yo soy cristiano, soy diferente, y eso está bien”.
Me quedé callado y observé con asombro. Estos muchachos se están alentando unos a otros hacia un caminar más profundo con Cristo, pensé. ¡Mis muchachos están creciendo!
Cada martes por la noche discípulo a cinco muchachos varones adolescentes del grupo juvenil de mi iglesia. Nos llamamos los Breakaway Boyz (Chicos Disidentes). Le ha tomado tres años a mi grupo de discipulado alcanzar un nivel más profundo de unidad, apertura y confianza; tres años de estudios bíblicos, de orar juntos, y de llorar unos con otros (sin mencionar todos los atracones de pizza, las maratones de videos, y las guerras de pistolas de agua que hemos compartido).
Mis objetivos como persona encargada de su discipulado es ayudar a que cada adolescente...
Entregue su voluntad a la voluntad de Dios.
Viva una vida diaria de sacrificio espiritual para la gloria de Cristo.
Luche constantemente por obedecer a nuestro Señor.
Nuestros objetivos como padres y madres deberían ser los mismos. Veamos cómo podemos lograr esto.
Amor + relación + tiempo = criar a un adolescente Hace unos cuantos meses recibí una carta de un joven llamado Eric. Él escribió: “Los problemas con las drogas, el alcohol y las relaciones sexuales antes del matrimonio suceden entre los adolescentes, incluso entre los jóvenes cristianos, cuando no están contentos consigo mismos. Buscan desesperadamente valía en sí mismos. Y en realidad la respuesta está justo delante de ellos: Jesucristo”.
Eric tiene toda la razón. Los jóvenes están hambrientos por comprometer sus vidas a algo. Añoran contar con padres y con trabajadores juveniles que les ayuden a encontrar un propósito en la vida. Usted tiene la respuesta.
Pero afectar la vida de un adolescente moderno no significa que de repente usted tiene que convertirse en un super humano, o en una estrella de “rock” o incluso en un experto en pirotecnia. (Es imposible sólo entretener a los adolescentes.) Más bien, simplemente entre en su mundo y muéstreles que está interesado en ellos.
Eso es lo que Jesús hizo, y Él era el discipulador por excelencia. Aquellos que siguieron a Cristo terminaron siendo servidos por Él. (Imagínese, ¡el Creador sirviendo a Su creación!). Sus discípulos también recibieron una gran dosis de aliento, mezclada con cierta corrección bien merecida de vez en cuando. Jesucristo puso a prueba a Sus discípulos mientras éstos luchaban por recibir la verdad y por obedecer la voluntad de Dios.
¿Quiere tener un mayor impacto en su hijo o hija adolescente? Siga el ejemplo de Cristo.
Cómo alcanzar a su adolescente Para hacer felices a sus hijos, no tiene que hacer gastos extravagantes ni darles lo más grande ni lo mejor. De hecho, cuanto más simple, mejor. Escuche lo que Brady, de trece años dice al respecto: “Sé que mi mamá me ama por las incontables cosas pequeñas que hace por mí. Me cose los botones de la camisa cuando se me caen, y me ayuda con mis tareas de la escuela cada noche. Todas estas cosas significan amor”.
Michelle, de quince años, aprecia las cosas materiales que sus padres le dan, pero ella prefiere su atención.
“Mis padres me han dado todo lo que tengo”, dijo. “En mi mente, eso es amor. No sólo me han dado lo fundamental, sino mucho más de lo que necesito. Pero lo que significa más para mí es el tiempo que pasan conmigo”.
Los adolescentes necesitan atención de sus padres. Necesitan afirmación positiva, apoyo emocional, alimento, y más que nada, necesitan el tiempo de sus padres.
Tiempo e importancia Pasamos tiempo en las esferas de la vida que son las más importantes para nosotros. Ése es un concepto significativo, y nuestros adolescentes se han dado cuenta de ello. Podrían haberlo puesto en una fórmula como ésta:
Tiempo dedicado + Interés + Compromiso = Amor Enfréntelo, sus hijos ven dónde usted pasa su tiempo. Si usted no pasa tiempo con ellos, rápidamente captan el mensaje de que no son importantes. Cuando se le preguntó a Mandy, de diecisiete años: “¿Cómo sabes que tus padres te aman?”, ella respondió: “Porque siempre están disponibles cuando los necesito. Puedo hablarles acerca de cualquier cosa. Sé que se tomarán el tiempo para escuchar y para ayudarme a resolver un problema, en vez de empujarme a un lado”.
Calidad y cantidad La afirmación “la calidad de tiempo es mucho mejor que la cantidad de tiempo” es incorrecta. Su hijo o su hija, al igual que su cónyuge, necesita mucho de su tiempo. Cuando usted le da poco tiempo a su hijo, se está perjudicando a sí mismo.
Por ejemplo, considere su comida favorita. Si usted estuviese limitado a darle un diminuto mordisco a su comida favorita, ¿la calidad de la misma lo satisfaría? Lo dudo. Usted no estaría de acuerdo en que la calidad de la comida es mejor que la cantidad de la misma, ¡especialmente si se estuviera muriendo de hambre! Hasta cierto punto, la mentalidad de la comida rápida representa lo que algunos adolescentes norteamericanos obtienen de sus padres.
El popular autor y orador juvenil Bill Sanders explica:
“Algunas veces, mamá o papá quiere la misma calidad, pero un servicio más rápido, momentos más rápidos juntos: ‘Tomaré la hamburguesa ahora, en vez de en diez minutos. Aun cuando todavía no haya salido de la parrilla, está bien, porque tengo una cita importante en unos cuantos minutos'. La crianza tipo comida rápida no tiene muchos beneficios”.
La clave es un equilibrio saludable entre calidad y cantidad de tiempo. Esto involucra darle a su hijo o hija adolescente su atención total, ya sea cuando están hablando los dos, jugando un juego, o haciendo un proyecto juntos. Y para la mayoría de nosotros, tanto adolescentes como adultos, lo más importante es que aquellos que amamos centren su atención en nosotros. Los jóvenes saben que el amor que los padres muestran dice: “Tu vida es importante, hijo [o hija], y yo te voy a dar mi tiempo”. Cuando usted pasa tiempo con ellos, muéstreles que escuchará, y que juntos hablarán y resolverán las cosas que deben resolver.
Se le preguntó a Jonatán, de dieciséis años: “En una escala de cero a diez, ¿cuánto te aman tus padres?” Sin pestañear contestó: “Diez”. Cuando le pregunté por qué su sentimiento al respecto era tan fuerte, me dijo: “Bueno, por una cosa, ellos me lo dicen. Pero lo más importante de todo, ¡es que me lo demuestran cada día!
“Aun cuando la carrera militar de mi papá lo mantiene bastante ocupado, está a cargo de doscientas personas y a menudo se le llama para que salga en medio de la noche, él hace de los momentos familiares una prioridad. Cuando está en casa, mi mamá, mi hermana y yo tenemos toda su atención. Como familia, siempre hacemos cosas juntos. Y tanto mi mamá como mi papá realmente parecen interesados en lo que pasa en mi vida”.
Lo que Jonatán dijo después realmente captó mi atención: “Yo diría que el mensaje más importante que los adolescentes necesitan escuchar de sus padres es: ‘¡Te amo!'. Y la acción más importante que necesitan ver es a una mamá y a un papá que participan en su vida y que pasan tiempo con ellos”.