EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Cuando las gestiones diplomáticas logren hacer una pausa en el conflicto de Colombia con Venezuela y Ecuador, los países latinoamericanos tendrán que enfrentar un problema de más largo alcance: por primera vez en la historia reciente, algunos países de la región están apoyando abiertamente a un grupo guerrillero que trata de derrocar a un gobierno elegido democráticamente.
El presidente venezolano Hugo Chávez, quien hasta hace poco se presentaba al mundo como intermediario neutral en el intento de lograr la liberación de algunos de los 700 rehenes en poder de la guerrilla colombiana FARC, y que había jurado ''por Dios'' que nunca había apoyado a los rebeldes colombianos, de repente ha revelado ser un ferviente defensor de las FARC. Y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, un estrecho seguidor de Chávez, no se ha quedado muy atrás.
Esto plantea una serie de preguntas espinosas: Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, que han definido a las FARC como un grupo terrorista, ¿agregarán a Venezuela y Ecuador a su lista de países que ayudan al terrorismo? ¿Constituirá el abierto apoyo de Venezuela a las FARC un precedente para que otros países apoyen a grupos armados en Venezuela, o en otras democracias latinoamericanas?
El domingo, horas después de que el ejército colombiano atacó un campamento de las FARC casi dos millas dentro de territorio ecuatoriano, matando al alto jefe guerrillero Raúl Reyes, Chávez pidió un minuto de silencio en honor de Reyes, a quien elogió como ``un buen revolucionario''.
El 10 de enero, Chávez había dicho en el Congreso de Venezuela que ''Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional no son grupos terroristas''. Y el ministro del Interior y Justicia de Venezuela, Ramón Rodríguez Chacín, apareció recientemente en la televisión venezolana diciéndoles a los líderes de las FARC, en un encuentro en la jungla:
``Mantengan ese esfuerzo, mantengan ese espíritu''.
Ahora, según documentos que Colombia afirma haber hallado en la computadora de Reyes --y que Colombia ofrece entregar a un equipo de expertos forense de la OEA--, resulta que Chávez había prometido entregar o ya había entregado $300 millones a las FARC, además de darles refugio en territorio venezolano.
Hasta ahora, Chávez había aducido que nunca había dado apoyo a las FARC. Un asombroso video del discurso de Chávez del 9 de noviembre del 2004, que se puede ver en http://www.youtube.com/, muestra al presidente venezolano diciendo: ``No apoyo, ni he apoyado jamás ni apoyaré jamás a la guerrilla colombiana ni a movimiento subversivo alguno contra gobierno democratico alguno... les juro por Dios y mi madre santa''.
Chávez, que el domingo ordenó el desplazamiento de tropas venezolanas a la frontera con Colombia --a pesar de que Colombia había violado el territorio de Ecuador, no el de Venezuela--, afirma que Colombia se ha convertido en un país agresor.
Pero la mayor parte de los expertos en derecho internacional afirman que sus argumentos son muy débiles:
Primero, Reyes, que tiene un pedido de arresto internacional de la Interpol por asesinatos masivos, homicidio y secuestro, murió en pijama en su bien equipado campamento ecuatoriano, una señal de que estaba bien establecido allí.
Los documentos que Colombia ha mostrado a la comunidad internacional sugieren que contaba con la protección explícita del gobierno de Correa, violando las resoluciones de las Naciones Unidas que prohíben a sus países miembros dar refugio a terroristas.
Segundo, el argumento de Chávez de que los países latinoamericanos deberían darle reconocimiento diplomático a las FARC, como a veces se hizo en el pasado, es engañoso: a diferencia de las guerrillas centroamericanas de la década de 1970, que cometieron excesos ocasionales, las FARC han convertido el terrorismo y el narcotráfico en el centro de su accionar. Y las FARC no están luchando contra un régimen totalitario, sino contra un gobierno elegido democráticamente.
Entonces, ¿qué esta buscando Chávez? Según me dijo en una entrevista el ex ministro de Defensa de Venezuela, general Raúl Baduel, el militar más próximo a Chávez hasta hace poco, ``es obvio que el presidente Chávez necesita fomentar un nacionalismo que distraiga a todos los venezolanos de sus problemas internos, y lo ayude a revertir la merma de su popularidad y su derrota electoral del 2 de diciembre``.
Mi opinión: este es un conflicto en que todos tienen culpas. Colombia violó el territorio de Ecuador en su ataque al campamento guerrillero, y tanto Ecuador como Venezuela han violado el territorio colombiano al dar refugio --y probablemente más que eso-- al grupo terrorista colombiano.
Sin embargo, Colombia no está enviando tropas a la frontera, ni apoyando a grupos insurgentes en países vecinos, mientras que el presidente narcisita-leninista de Venezuela está buscando crear un conflicto internacional con el que justificar quedarse indefinidamente en el poder. La confesión de Chávez de que apoya a los terroristas colombianos se convertirá en un problema regional que recién empieza.
Ahora, según documentos que Colombia afirma haber hallado en la computadora de Reyes --y que Colombia ofrece entregar a un equipo de expertos forense de la OEA--, resulta que Chávez había prometido entregar o ya había entregado $300 millones a las FARC, además de darles refugio en territorio venezolano.
Hasta ahora, Chávez había aducido que nunca había dado apoyo a las FARC. Un asombroso video del discurso de Chávez del 9 de noviembre del 2004, que se puede ver en http://www.youtube.com/, muestra al presidente venezolano diciendo: ``No apoyo, ni he apoyado jamás ni apoyaré jamás a la guerrilla colombiana ni a movimiento subversivo alguno contra gobierno democratico alguno... les juro por Dios y mi madre santa''.
Chávez, que el domingo ordenó el desplazamiento de tropas venezolanas a la frontera con Colombia --a pesar de que Colombia había violado el territorio de Ecuador, no el de Venezuela--, afirma que Colombia se ha convertido en un país agresor.
Pero la mayor parte de los expertos en derecho internacional afirman que sus argumentos son muy débiles:
Primero, Reyes, que tiene un pedido de arresto internacional de la Interpol por asesinatos masivos, homicidio y secuestro, murió en pijama en su bien equipado campamento ecuatoriano, una señal de que estaba bien establecido allí.
Los documentos que Colombia ha mostrado a la comunidad internacional sugieren que contaba con la protección explícita del gobierno de Correa, violando las resoluciones de las Naciones Unidas que prohíben a sus países miembros dar refugio a terroristas.
Segundo, el argumento de Chávez de que los países latinoamericanos deberían darle reconocimiento diplomático a las FARC, como a veces se hizo en el pasado, es engañoso: a diferencia de las guerrillas centroamericanas de la década de 1970, que cometieron excesos ocasionales, las FARC han convertido el terrorismo y el narcotráfico en el centro de su accionar. Y las FARC no están luchando contra un régimen totalitario, sino contra un gobierno elegido democráticamente.
Entonces, ¿qué esta buscando Chávez? Según me dijo en una entrevista el ex ministro de Defensa de Venezuela, general Raúl Baduel, el militar más próximo a Chávez hasta hace poco, ``es obvio que el presidente Chávez necesita fomentar un nacionalismo que distraiga a todos los venezolanos de sus problemas internos, y lo ayude a revertir la merma de su popularidad y su derrota electoral del 2 de diciembre``.
Mi opinión: este es un conflicto en que todos tienen culpas. Colombia violó el territorio de Ecuador en su ataque al campamento guerrillero, y tanto Ecuador como Venezuela han violado el territorio colombiano al dar refugio --y probablemente más que eso-- al grupo terrorista colombiano.
Sin embargo, Colombia no está enviando tropas a la frontera, ni apoyando a grupos insurgentes en países vecinos, mientras que el presidente narcisita-leninista de Venezuela está buscando crear un conflicto internacional con el que justificar quedarse indefinidamente en el poder. La confesión de Chávez de que apoya a los terroristas colombianos se convertirá en un problema regional que recién empieza.