viernes, 7 de marzo de 2008

La Política como un estilo de vida


Por Gretel Ledo



ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La religión pura… delante de Dios el Padre es ésta: … guardarse sin mancha del mundo.Santiago 1:27En ciertas ocasiones se asignan preceptos errados a la noción de religión. Preceptos cargados de acciones puntuales. Dar limosnas, entregar alimentos y ropa, ofrecer donaciones son quizás la cáscara.


¿Me aseguran el rótulo de “buen cristiano”? Indagar en la esencia puede tornarse un poco incómodo pero de hecho es allí donde las vestiduras caen.Si en la vida cotidiana la deshonestidad, la prebenda y corrupción, la indiferencia, el egoísmo, la vanidad son moneda corriente entonces se da cabida al fariseísmo.En el libro del apóstol Santiago se explica que la religión pura es guardarse sin mancha del mundo. El término guardarse puede ser entendido como apartarse, separarse de. Implica no contaminarse con prácticas que corroen el espíritu. Si entendemos a la sociedad como un gran cuerpo, ciertos elementos patógenos pueden contaminar a sus miembros. El mal ejemplo de la clase dirigente coloca en tela de juicio la credibilidad de la política afectando a la sociedad en su conjunto.Si se considerase a la religión como un estilo de vida se prescindiría de patrones humanos que cataloguen a las conductas en justas o injustas, aprobadas o desaprobadas, buenas o malas. Muchas veces la norma tiene como fin último moldear conductas humanas estableciendo parámetros, definiendo alcances, penas, en fin, torneando sujetos. El punto es el por qué. El hombre buscó independizarse de Dios. Creyó poder encauzar “su mundo” en paralelo al divino. Y aquí estamos, en laberintos borgeanos. Se perdió la distinción entre el blanco y el negro. Abundan los grises. Lo permisivo, lo tolerante.Cuando el fuero interno se apega a principios sólidos y los valores son contundentes anclados en la visión de Dios, la religión pasa a ser un estilo de vida. No se recurre a los hombres para consultar el camino. La senda es única. No se fluctúa como la ola del mar. El sedimento es firme.Aquí es donde trazamos el paralelo con lo que debiera ser la política. Aquel arte del beneficio al prójimo. Aquella ciencia que nace para encauzar problemas confluenciando soluciones coherentes y concretas. El horizonte de justicia, verdad, honestidad, servicio lo marca la brújula del compromiso con la cosa pública.En un navío con muchos capitanes es probable que se pierda el rumbo. Aún siendo un capitán cuando los gigantes interiores libran distintas batallas probablemente se destroce el barco. Si el líder tiene puesta su mirada en el negociado, el saqueo político, el vaciamiento institucional, la perpetración en el poder, el nepotismo desmesurado, el servirse de la función pública entonces claro está puede provocarse el amotinamiento de la tripulación.La dirección es clara:
DIRIGIR SIRVIENDO
.Como todo existe un costo de oportunidad, un precio que pagar. Al igual que en la religión, en la política se debe renunciar a los deseos vanos de la carne. Aquellas apetencias personales que corro en el espíritu de la República. Los poderes de la República pueden verse afectados tan sólo con el accionar perjudicial de uno de ellos. Deben operar en armonía, koinonia, al unísono, para un único fin: el bienestar colectivo. Muchos políticos acceden a la función pública con un libro contable en mano. Observan cuánto existe en el activo al sólo efecto de saber cuánto pueden llevar a sus arcas personales. El desafío pícaro del cuánto “me hice en” la función pública debería tornarse en cuánto hice “para” la función pública.Esa diferencia preposicional (en-para) por pequeña que sea hace o no operativa la figura de malversación de fondos públicos. Es un camino arduo en el que muchos son los llamados y pocos los escogidos. De eso se trata, de hacer una autocrítica reflexiva: ¿Estoy realmente preparado para servir o estoy preparado para servirme?Los sucesivos casos de corrupción que salen a la luz en forma mediática dan cuenta de la noción más peyorativa de la política. Funcionarios y dirigentes de primera plana que desacreditan a la política como herramienta de cambio social acreditándola como herramienta de cambio patrimonial.La crisis de confianza de 2001 en este sentido aún no se ha superado. Una vez más son los hombres quienes le dan “color verde” a su gestión.La exhortación a los fariseos de la época que llevó adelante Jesús aún es aplicable hoy tanto en la religión como en la política. Por más que las apariencias se vistan de trajes con largos flecos de santidad, la esencia sigue corrupta. Ya no podemos conformarnos con el lema “roba pero hace”. Encierra mediocridad. Resignación, impotencia. Pero por sobre todas las cosas muestra la comodidad de la sociedad. Una sociedad indiferente a lo que suceda más allá de la puerta que separa su casa de su Ciudad, que es su hogar con mayúsculas.Es preciso, porque nos urge, reencauzar la conducta. No son todos los caminos los que nos aseguran el destino exitoso. Es uno: guardarse sin mancha del mundo…

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates