jueves, 27 de marzo de 2008

Los conflictos en Kenia llevan a la gente de vuelta a la Palabra de Dios


KENIA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Durante una visita al Centro de Servicio Mundial de las SBU, la coordinadora de traducciones de las SBU para el Área de África, la doctora Margaret Muthwii, describió su experiencia de vivir en uno de los tiempos más oscuros de la historia de Kenia y reflexionó sobre cómo ha afectado a individuos, comunidades e iglesias.


«La reciente violencia no afectó solo los puntos conflictivos del oeste ―toda la nación sufrió. La gente del centro de Kenia fue separada de sus familias en el oeste, y para nadie era seguro viajar fuera de sus zonas residenciales.
Durante el peor período hubo mucha sospecha. Se podía ver a la gente en las calles estudiándose las caras los unos a los otros intensamente, tratando de averiguar a qué grupo étnico pertenecían. Me preocupaba incluso mi propia seguridad —Soy del oeste, pero vivo ahora en el centro de Kenia. Fueron días muy malos, mental y emocionalmente hablando. Espero que no tengamos que volver a vivirlo otra vez.
Durante los siete días inmediatamente después del anuncio de los resultados electorales no pudimos salir de nuestros propios suburbios. Se podían oír tiros y, al encender la televisión, se podía ver la violencia alarmante que ocurría no muy lejos de allí. Estábamos siempre preocupados de que se extendiera.
Soy la consultora de traducciones para el proyecto de revisión de la Biblia al kalenjiin, que se encuentra en Eldoret, Kenia occidental ―una de las zonas más afectadas del país. Tenía que visitar a los tres traductores en enero, pero me telefonearon y me aconsejaron que no fuera. Mantuve contacto regular con uno de los traductores, el Padre Kiruy, un sacerdote católico. Podía notar en su voz que le resultaba verdaderamente difícil enfrentarse a lo que ocurría allí.
Me describió las terribles cosas que veía ―cosas que nunca hubiera pensado que fueran posibles en nuestro país. Miles de refugiados huían a Eldoret y el Padre Kiruy conducía a la ciudad para ayudar a ministrarlos. Para llegar allí tuvo que pasar por varios controles donde le registraron el vehículo y le examinaron su tarjeta de identidad. Durante una de estas paradas vio como a una persona la sacaron de su vehículo y la ejecutaron allí mismo. Estas cosas pasaban en toda Kenia, no solo en el oeste.
Damos gracias a Dios porque la violencia ya ha parado. Cuando se anunció el acuerdo de poder compartido a finales del mes pasado, ¡parecía como si el sol hubiese salido de nuevo después de un largo período de oscuridad! Las personas se sonreían mutuamente y hubo celebraciones en las mismas calles donde habían ocurrido matanzas hacía tan solo unas semanas.
Es difícil decir qué fue exactamente lo que acabó con las luchas, excepto que los keniatas sabían que esta no era la situación que querían para su país. La intervención internacional fue maravillosa, y permitió que habláramos los unos con los otros en un momento en el que no parecía que pudiéramos hacerlo. La abundante oración cristiana ayudó también.
El Concilio Nacional de Iglesias de Kenia, que es la voz de las iglesias protestantes en Kenia, lanzó una declaración pública que condenaba la violencia pero también admitía que, como muchos keniatas, la Iglesia había sido “partidista” de las divisiones étnicas y políticas en el país. Esta disculpa fue un bálsamo maravilloso, y la gente la apreció verdaderamente.
Ahora están ocurriendo cosas sorprendentes. La gente que no había asistido a la iglesia durante años ha comenzado a venir a los cultos otra vez, y los que no habían abierto sus Biblias durante mucho tiempo ahora vuelven a la Palabra de Dios en búsqueda de respuestas y sanidad.
En las últimas semanas las iglesias y los individuos han comprado miles de ejemplares de una Biblia de estudio llamada Paz y Reconciliación. La gente se reúne por toda Kenia en hogares y grupos de iglesia para leer la Palabra de Dios, y utiliza este libro como guía.
El libro trata temas diferentes como la necesidad del perdón y la reconciliación dentro de la familia y dentro de una situación política turbulenta. Estas dos cosas en particular son muy relevantes para nuestra situación aquí en Kenia. Somos una nación de muchos grupos étnicos y ha habido muchos matrimonios mixtos entre las tribus. Muchos matrimonios se han roto, particularmente en las áreas de conflicto donde es literalmente peligroso que las parejas permanezcan juntas. Algunos han permanecido separados y es improbable que vuelvan a reunirse.
Existe generalmente un sentido de optimismo sobre el futuro mientras los keniatas tratan de alcanzar la sanidad y el perdón. Pero los que tienen una experiencia personal de la violencia pueden tardar más tiempo en recuperarse. El gobierno le dice a las personas que vuelvan a sus hogares y les promete que los ayudarán a reconstruir sus casas y les darán semillas para sembrar, pero muchos se niegan a ir, demasiado traumatizados por lo que ha ocurrido».

 
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