MADRID.-( AGENCIALAVOZ.COM ) Los partos prematuros están aumentando y, gracias a los avances de la medicina, cada vez más niños sobreviven a esta situación. Pero nacer antes de la semana 37 de gestación tiene consecuencias negativas a largo plazo, como el aumento de la mortalidad durante la infancia y adolescencia, la disminución de la capacidad reproductiva y el bajo nivel educativo.
Para este estudio se analizaron los datos del registro de nacimientos de Noruega y se escogieron aquellos ocurridos entre 1967 y 1988, algo más de 1,1 millones. En total, se registró una tasa del 5,2% de partos prematuros, porcentaje ligeramente más alto en los varones. La prematuridad no estaba asociada a la edad de los progenitores pero sí era más frecuente en madres con diabetes o preeclampsia.
Durante los cinco primeros años de vida, los bebés prematuros tenían un mayor riesgo de muerte, en especial aquellos que habían nacido extremadamente pronto (entre la semana 22 y la 27 de embarazo). La tasa de mortalidad perinatal, infantil y en la adolescencia era más alta en los chicos que en las chicas, aunque esta tendencia podría explicarse por las anomalías congénitas (más presentes en este sexo) y por un estilo de vida más 'peligroso' en la segunda década de la vida.
En las últimas décadas, los cuidados neonatales han mejorado sustancialmente aumentando así la supervivencia de los prematuros. El número de muertes de estos neonatos ha descendido pero, como contrapartida, han aumentado las enfermedades crónicas y la mortalidad a largo plazo de estos niños que, aunque supervivientes, portan las secuelas de su pronto nacimiento y, por eso, son más débiles.
Consecuencias psico-sociales
Los autores estudiaron los patrones reproductivos y la educación de aproximadamente la mitad de los participantes, a los que siguieron hasta 2004. "Tanto en hombres como en mujeres, los niveles de reproducción eran más bajos en los prematuros", señala el trabajo. Mientras que cerca del 68% de las mujeres nacidas a término tuvo al menos un hijo, sólo el 25% de las prematuras de 22 a 27 semanas lo hizo.
Además, en el caso de ellas, las probabilidades de tener un parto a pretérmino eran mayores si la madre había nacido antes de la semana 37, hasta el doble en los casos más extremos.
Un patrón similar se detectó en la educación de estas personas. "Cuanto menor había sido la edad gestacional del participante, mayor era el riesgo de que no alcanzara un nivel educativo de secundaria y menores las opciones de ser licenciado", indican los autores. No obstante, a pesar de que algunos expertos han relacionado la prematuridad con una disminución de la capacidad cognitiva, estos resultados podrían atribuirse, al menos en parte, a que estos niños pertenecen con más probabilidad a familias de bajo estatus en las que es menos frecuente que alcancen niveles de instrucción altos.
Un editorial que acompaña al trabajo advierte que estos resultados no se pueden extrapolar fácilmente ya que la población noruega tiene unas características muy concretas, como su homogeneidad. Sin embargo, reconoce la importancia de que las personas que nacieron antes de tiempo informen acerca de este hecho ya que "puede ayudar a los médicos a identificar y manejar algunas patologías crónicas durante la infancia y la edad adulta".