lunes, 7 de abril de 2008

Reconstrucción de la muerte de Mariluz tras declarar los presuntos culpables


ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Del Valle asesinó presuntamente a Mari Luz y se deshizo del cadáver en una hora. Lo hizo antes de que empezaran a buscar a la niña, cuando nadie repararía en él. Rosa del Valle lo llevó en coche hasta el hipermercado, cerrado por ser domingo. Escondió el cadáver en un carrito de la compra y lo arrojó cerca de la marisma. El padre y un tío de la pequeña irrumpieron en su casa: Se mostró frío e impasible.


Santiago del Valle García, el presunto asesino de Mari Luz Cortés, sabía cómo actuar en caso de aprieto, y casi siempre se salía con la suya. Lo hizo durante más de 15 años y habría vuelto a hacerlo si su mujer no hubiera perdido los nervios cuando la Policía la interrogó por segunda vez, en Cuenca. Isabel García, cómplice y encubridora en incontables ocasiones, era a la vez su punto más débil.

En 1992 consiguió cobrar una indemnización de 20 millones de pesetas por el atropello en extrañas circunstancias de su primera hija, Nuria Noelia del Valle García, de dos años, después de vivir más de un mes en un coche con su mujer y la pequeña. El dinero permitió al matrimonio comprar un piso en las ´Tres Mil Viviendas´ de Sevilla, donde tuvieron otras dos niñas.

En 1999 falsificó un informe médico con el que acusó a un profesor de abusar sexualmente de su segunda hija. Le reclamó 60.000 euros, pero se descubrió el engaño y los cargos de abusos se volvieron en su contra. Eludió la cárcel durante seis años y, con varias condenas a sus espaldas, siguió acosando a menores, recorrió varias ciudades españolas, se matriculó en cursos para adultos, exigió una vivienda ante las cámaras y, tras su regreso a Huelva, cometió el crimen perfecto, o casi.

Según fuentes judiciales, la tarde del 13 de enero de 2008, Del Valle actuó con una rapidez y discreción insólitas. El pederasta de 43 años asesinó presuntamente a Mari Luz sin dejar huellas en su casa ni marcas en el cuerpo de la niña -murió probablemente por asfixia-, y se deshizo del cadáver en el intervalo de una hora, o menos. La reconstrucción de los hechos hace sospechar que Santiago ya disponía de un plan previamente concebido para deshacerse del cuerpo de un menor y no dejar rastro.

BUSCANDO A MARILUZ A LOS 45´ DE DESAPARECER
Mari Luz desapareció entre las 16.30 y las 17.00 horas, después de comprar una bolsa de patatas fritas en un quiosco cercano a su casa y a la del pederasta. A los 45 minutos de bajar a la calle, y al ver que no regresaba, su madre empezó a extrañarse. "Empezamos a buscarla a los 45 minutos. La niña, cuando baja a comprar, se pasa por la casa de su abuela o de su tía", declaró Juan José Cortés, el padre de la pequeña, pocos días después de su desaparición. Pero esta vez no estaba con ninguno de sus parientes.

Sobre las 19.30 horas, después de buscar a la pequeña por todo el barrio y preguntar por ella en casas de parientes y vecinos, la familia empezó a temerse lo peor. El padre y un hermano de éste se dirigieron al domicilio de Santiago del Valle, el pederasta que vivía en el barrio. Echaron abajo la puerta de aluminio y encontraron dentro a dos mujeres nerviosas, asustadas, y a un hombre frío, impasible. Buscaron y revolvieron la casa, pero Mari Luz ya no estaba allí.

"Cuando nadie sabía dónde estaba Mari Luz él ya estaba diciendo: ´A mí nadie me va a colgar este marrón, yo no he hecho nada´. Él ya sabía dónde estaba Mari Luz y cómo estaba", recordó Juan José cuando Santiago fue detenido en Cuenca, el pasado 25 de marzo. Pero en el piso de la ´familia Monster´, como eran conocidos en el barrio, no había ni rastro de la pequeña, ni una pista que pudiera delatarles.

MOVIMIENTOS RÁPIDOS Y PRECISOS

Santiago del Valle sólo tuvo una hora para deshacerse del cadáver. Tuvo que hacerlo antes de que la familia Cortés empezara a buscar a la pequeña, cuando nadie repararía en él o su hermana, Rosa del Valle, si los encontraban en la calle. Una pequeña indecisión, 10 minutos más tarde y ya no podrían salir a la Plaza Rosa sin levantar sospechas, mucho menos con un carrito de la compra, un domingo sin ningún comercio abierto donde comprar.

Rosa del Valle, en prisión sin fianza como cómplice del crimen, declaró a la Policía que su hermano le pidió esa tarde que le llevara en coche al aparcamiento del hipermercado Carrefour, cerca de la marisma, pese a que el centro comercial estaba cerrado. Santiago llevaba un carrito de la compra y en su interior iría el cuerpo de Mari Luz. Los investigadores creen que el pederasta arrojó a la niña a una alcantarilla o a la ría del Odiel, según versiones contradictorias del propio imputado. Cuando volvió a casa, su mujer le lavó la ropa y las botas, que estarían cubiertas de fango.

Esa misma noche, en plena madrugada, huyeron de Huelva. La policía los encontró en Granada tres días después, pero el interrogatorio no reveló indicios suficientes. El matrimonio justificó su huida por temor a represalias de la familia de la niña, y también esta vez se salieron con la suya. Aunque no por mucho tiempo.

 
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