EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Los líderes en el Congreso y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo el domingo en torno a un plan multimillonario de rescate del sector financiero después que los legisladores insistieron en compartir el control de gastos con el gobierno.
El mayor rescate económico en la historia de Estados Unidos obtuvo el apoyo tentativo de los dos candidatos presidenciales y pasará a la Cámara de Representantes, donde el lunes será sometido a votación.
El plan, que durante días se vio sumido en una confusión en medio de un año electoral, le daría al gobierno amplios poderes para utilizar el dinero de los contribuyentes con el fin de adquirir miles de millones de dólares en activos vinculados con hipotecas de vivienda, los cuales se encuentran en poder de firmas financieras carentes de dinero en efectivo.
El Congreso hizo uso de su fuerza política e insistió en que hubiera una mayor supervisión en el control del dinero de lo que la Casa Blanca deseaba. Los legisladores tuvieron que capear a los molestos electores, los cuales tienen poca consideración por los ejecutivos de Wall Street, y a funcionarios gubernamentales que advirtieron que la inacción en torno al problema derivaría en una recesión.
Con el acuerdo en mano, los líderes del Capitolio se movilizaron para promocionarlo entre sus colegas de ambos partidos, y reconocieron que no tienen la certeza de que será aprobado. "Ahora tenemos que obtener los votos'', dijo Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado.
La legislación final fue dada a conocer el domingo por la noche. Los republicanos y demócratas de la cámara baja se reunieron en privado para revisarla y decidir cómo votarán. "Esto no es un rescate de Wall Street, sino un financiamiento para que podamos hacer repuntar nuestra economía'', dijo Nancy Pelosi, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes.
El rescate, la mayor intervención gubernamental de los mercados financieros desde la Gran Depresión, arroja la larga sombra de Washington sobre Wall Street. El gobierno asumiría grandes cantidades de activos devaluados de compañías financieras sumidas en graves problemas, con la esperanza de reanimar el crédito.
"No sé de nadie aquí que desee que el centro del universo económico sea Washington'', dijo un alto negociador, el senador Chris Dodd, presidente del Comité Bancario, de Vivienda y Asuntos Urbanos del Senado. Sin embargo, añadió, "el centro de gravedad está aquí temporalmente... no quiera Dios que esté aquí más tiempo de lo necesario para activar el crédito''.
El plan le permitiría al Congreso bloquear la mitad de los 700.000 millones de dólares del plan y obligar al presidente a tener que cumplir ciertos requisitos antes de poder utilizarlos todos. El gobierno podría obtener 250.000 millones de inmediato, 100.000 más si el presidente certifica que son necesarios, y los últimos 350.000 millones con una certificación aparte. Estos aún estarían sujetos al Congreso, que podría emitir una resolución para impedir el uso del dinero.
A pesar de ello, el presidente podría vetar la resolución, lo cual significa que se requeriría una oposición enorme en el Congreso para poderla detener.
Los legisladores que alcanzaron un acuerdo sobre el plan junto con el secretario del Tesoro Henry Paulson después de la medianoche pronosticaron que probablemente el Congreso no dará su última palabra antes del miércoles.
La propuesta acabar con un círculo vicioso descendente que ha afectado a la economía en todos sus niveles. Cientos de miles de millones de dólares en inversiones asignados a hipotecas han quedado incobrables, provocando una paralización del crédito.
"Esto es lo fundamental: si no hacemos esto, el trauma, el caos y el trastorno a la vida diaria de los estadounidenses será abrumador, y ese es un precio que no podemos darnos el lujo de pagar'', dijo a The Associated Press el senador Judd Gregg, el principal republicano del Senado en las conversaciones. "Creo que lograremos su aprobación, y será una votación bipartidista''.