ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La Conferencia Pentecostal Europea de 2008 (PEC08) reunió a muchos miles de evangélicos en Madrid. El evento se celebró en la capital española los días 24 y 25 de octubre bajo el lema “Un nuevo derramamiento para una nueva Europa”. El padre de la pequeña Mari Luz, Juan José Cortés, participó en PEC 2008 predicando a miles de personas y dando testimonio de que “toda gloria es para Jesús”.
EL TESTIMONIO VIVO DE J.JOSÉ CORTÉS
El pastor gitano Juan José Cortés, padre de Mari Luz, habló a la multitud rodeado de expectación y a la vez de agradecimiento por su enorme testimonio de gran impacto social y mediático de fe, entereza y paz en medio de las circunstancias atroces que ha vivido. Por ello, fue recibido por un largo aplauso, que él dijo que debía ser para Dios “toda la gloria y la honra para El”. Cortés explicó que lo que le sucedió en su vida, por muy terrible que fuese al sufrir la muerte de una hija “por un asesino que debía estar en la cárcel” no es razón para achacar las culpas a Dios, porque todo aquello bueno que el hombre recibe es de Dios mismo, y cuando llega el dolor, “sólo podemos decirle que El sigue siendo bueno y pedirle que nos de fuerzas”. Cortés alternó momentos de enorme sentimiento con otros de fuerza desgarradora, muy alejada de la faceta de tranquilidad de la que ha hecho gala ante tantos medios de comunicación. Pero “cuando Dios te toca el corazón, no hay nada que se pueda comparar”, dijo con la fuerza de un predicador gitano. Cortés confesó que ve a España como un país difícil y muy duro para el Evangelio. “La siembra es muy dura pero la fe es la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve” –dijo Cortés, quien animó a todos los asistentes a “sembrar” la palabra de Dios por doquier para que otros puedan recoger los frutos cuando la semilla crezca en los corazones de aquellos que han escuchado el Evangelio. Sin embargo, explicó, en sus encuentros con las máximas figuras políticas del país y de los medios de comunicación, “me decían que veían en mi algo diferente, hasta algunos se replantearon si hay un Dios”.
Y ese Dios que transforma es el mismo Dios de poder que puede llegar a quienes nos rodean si le predicamos sin miedo, explicó Juan José. El padre de Mari Luz contó también que después de la muerte de su hija quedó hecho mil pedazos, “como un jarrón de cristal que cae al suelo” –decía- “pero aunque el jarrón esté hecho mil pedazos no deja de ser cristal, de la misma manera, el cristiano aunque pierda todo lo que tenga en este mundo y sea roto en mil pedazos jamás dejará de ser hijo de Dios”. En un momento lleno de emoción, expresó que a veces sembramos con dolor lo que otros recogerán, y que el espera que algún día las leyes cambien en España para que haya otros niños que salven su vida gracias a que los pederastas no queden impunemente en libertad, como el asesino de su hija. Entonces, dice, preguntarán por qué han cambiado las leyes, y alguien dirá que fue gracias a un pastor gitano que perdió a su hija. Entonces, quizás se pregunten de dónde sacó fuerzas ese hombre en medio de dolor para luchar por la justicia, y sabrán que fue de Jesús, el Dios de Juan José Cortés.