ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La Oficina de Asuntos Religiosos de la Generalitat se olvida de más de 700 centros católicos en el censo de lugares de culto en Barcelona. El partido que intenta guiar la relación de la Generalitat de Cataluña con las religiones es curiosamente Iniciativa per Catalunya -socio catalán de Izquierda Unida.
Para ello ha promovido el consejo interreligioso presidido por ellos mismos que ha pretendido crear un punto de encuentro sin demasiado éxito en la mesa del diálogo interreligioso. La actitud hacia la Iglesia ha sido la de considerarla como una religión más sin tener en cuenta los aspectos ligados a la cultura y la historia de la confesión en Cataluña.
Esta actitud tiene un claro ejemplo en la reciente información que afirma que el número de iglesias evangélicas igualan en número a los templos católicos en Barcelona. Según los datos de la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) –dependiente de ICV- que ha realizado el censo, los templos evangélicos han pasado de 74 a 119 en tres años y ahora son 119 iglesias evangélicas en relación a las 141 parroquias católicas existentes. El resto de los 340 lugares de culto existentes se distribuye entre otras doce confesiones.
Lo que no se ha tenido en cuenta desde la OAR es incluir las capillas y lugares de culto cristianos incluidos en escuelas, hospitales, asilos de ancianos, etcétera. Asimismo el informe no contempla el número de celebraciones y horarios existentes en los templos católicos y en los de otras confesiones como la protestante. El periodista Oriol Domingo explicaba el pasado domingo, 3 de mayo, en La Vanguardia que “estos datos generan la imagen de un catolicismo que cae en picado [...] frente a otras confesiones” lo cual se justificaría por “las estrategias de sectores políticos laicistas y de grupos ultracatólicos” que “coinciden contra la moderación eclesial” que desarrolla el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, y sus colaboradores.
El Arzobispado de Barcelona ha ofrecido las cifras reales de lugares católicos de culto: 845 centros que se distribuyen en 139 parroquias, 121 centros de culto no parroquiales, 421 comunidades religiosas con oratorio, 23 centros culturales católicos y 141 escuelas con centros de culto.
ICV y la Iglesia
ICV parece realizar algunas actuaciones frontales contra la Iglesia y otras más insidiosas como esta última programada desde el OAR. Un ejemplo del primer tipo de actuaciones lo encontramos en Joan Boada, secretario general de Interior de la Generalitat y número dos de los Mossos d’esquadra, que pidió hace cuatro años “confiscar y socializar los bienes de la Iglesia” para convertir, entre otos edificios, las catedrales en centros populares; Boada se erigía así en portavoz del laicismo.
Para ello, el político catalán se basó en decir que la Iglesia de Girona había empezado a cobrar a los turistas que visitaban la catedral fuera de los horarios de culto. Con ello Boada justificó la necesidad de que “los gobiernos municipal y de la Generalitat expropien la catedral y la conviertan en un centro popular para todos los ciudadanos, y que se les deje una franja horaria para que los creyentes de la religión católica puedan celebrar sus ritos”.
En la misma línea, Boada comentó que su admiración por algunos templos “no es por espiritualidad cristiana, sino por la perfección de sus formas y magnitudes, que es un concepto racional y matemático, lejos de la irracionalidad de la fe”. “Como persona que no cree en ningún dios y en nombre del laicismo reclamo que la catedral de Gerona y otras se socialicen y sean lugares de reflexión de todos los ciudadanos”, concluía el político.
Este intento de “socializar” las iglesias ya se hizo en la antigua URSS que acabó consiguiendo que los templos acabaran usándose como morgue, almacenes, discográficas, etcétera
Esta actitud tiene un claro ejemplo en la reciente información que afirma que el número de iglesias evangélicas igualan en número a los templos católicos en Barcelona. Según los datos de la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) –dependiente de ICV- que ha realizado el censo, los templos evangélicos han pasado de 74 a 119 en tres años y ahora son 119 iglesias evangélicas en relación a las 141 parroquias católicas existentes. El resto de los 340 lugares de culto existentes se distribuye entre otras doce confesiones.
Lo que no se ha tenido en cuenta desde la OAR es incluir las capillas y lugares de culto cristianos incluidos en escuelas, hospitales, asilos de ancianos, etcétera. Asimismo el informe no contempla el número de celebraciones y horarios existentes en los templos católicos y en los de otras confesiones como la protestante. El periodista Oriol Domingo explicaba el pasado domingo, 3 de mayo, en La Vanguardia que “estos datos generan la imagen de un catolicismo que cae en picado [...] frente a otras confesiones” lo cual se justificaría por “las estrategias de sectores políticos laicistas y de grupos ultracatólicos” que “coinciden contra la moderación eclesial” que desarrolla el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, y sus colaboradores.
El Arzobispado de Barcelona ha ofrecido las cifras reales de lugares católicos de culto: 845 centros que se distribuyen en 139 parroquias, 121 centros de culto no parroquiales, 421 comunidades religiosas con oratorio, 23 centros culturales católicos y 141 escuelas con centros de culto.
ICV y la Iglesia
ICV parece realizar algunas actuaciones frontales contra la Iglesia y otras más insidiosas como esta última programada desde el OAR. Un ejemplo del primer tipo de actuaciones lo encontramos en Joan Boada, secretario general de Interior de la Generalitat y número dos de los Mossos d’esquadra, que pidió hace cuatro años “confiscar y socializar los bienes de la Iglesia” para convertir, entre otos edificios, las catedrales en centros populares; Boada se erigía así en portavoz del laicismo.
Para ello, el político catalán se basó en decir que la Iglesia de Girona había empezado a cobrar a los turistas que visitaban la catedral fuera de los horarios de culto. Con ello Boada justificó la necesidad de que “los gobiernos municipal y de la Generalitat expropien la catedral y la conviertan en un centro popular para todos los ciudadanos, y que se les deje una franja horaria para que los creyentes de la religión católica puedan celebrar sus ritos”.
En la misma línea, Boada comentó que su admiración por algunos templos “no es por espiritualidad cristiana, sino por la perfección de sus formas y magnitudes, que es un concepto racional y matemático, lejos de la irracionalidad de la fe”. “Como persona que no cree en ningún dios y en nombre del laicismo reclamo que la catedral de Gerona y otras se socialicen y sean lugares de reflexión de todos los ciudadanos”, concluía el político.
Este intento de “socializar” las iglesias ya se hizo en la antigua URSS que acabó consiguiendo que los templos acabaran usándose como morgue, almacenes, discográficas, etcétera