CHILE-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Hijo de un obispo fundador de la Iglesia Metodista de Chile, estudió teología por hobby, pero se inclinó por las ciencias políticas. Defensor de las ideas de Luther King, vivió en Concepción hasta los 16 años, cuando el terremoto de 1960 destruyó su liceo y los padres lo enviaron a Estados Unidos a hacer su enseñanza media y luego se gano la confianza de los Clinton.
“Será un desafío grande. (…) Veré cómo buscar las fortalezas que nos entrega Dios para cumplir con sabiduría esta no fácil tarea”. El e-mail enviado por Arturo Valenzuela Bowie (65) a su hermana Flor el miércoles recién pasado, tras convertirse en el chileno más influyente del gobierno de Barack Obama, revela parte esencial de su personalidad.
Marcado por una familia cristiana -su padre, Raimundo, llegó a ser Obispo Emérito de la Iglesia Metodista en Chile, y su madre, Dorothy Bowie, misionera-, Valenzuela fue el único de los cinco hermanos biológicos (Flor es hija adoptiva) que además de su profesión (es cientista político) se interesó en estudiar teología.
De hecho, hasta los 16 años, cuando dejó Chile, era normal verlo cada domingo en la Iglesia Metodista de Concepción, en Colo-Colo con Carrera, acompañando a sus padres en los cultos matutinos.
Llegaban en un Ford antiguo, que fue el regalo familiar de un tío. Porque en la casa de los Valenzuela Bowie no había espacio para los lujos. “La tenida de domingo, y nada más”, cuenta Flor.
También era común que cada cinco años viajaran todos a Estados Unidos y se quedaran un año allá, como parte de las obligaciones eclesiásticas de la familia. Ello, sumado a la nacionalidad de su madre y a los contactos familiares, lo llevaron a hablar inglés fluido desde chico. Aprendió francés en el Charles de Gaulle de Concepción, donde hizo su enseñanza básica antes de matricularse en el liceo Enrique Molina.
Dado que el liceo se derrumbó producto del sismo, la familia tomó la decisión de enviar a Estados Unidos a Arturo y a su hermano David para que hicieran su enseñanza media, cuenta su otro hermano, Samuel, en un e-mail a “El Mercurio”.
El propio Arturo Valenzuela ha comentado que luego de ese primer viaje sólo volvió a Chile una vez en ocho años y por tres semanas. “Me comunicaba con mis padres por carta, porque las llamadas por teléfono eran muy caras”, ha dicho a cercanos.
El padre, Raimundo, fue el representante de la Iglesia Metodista en el primer Tedeum del gobierno de la Unidad Popular. Y no se quedó sólo en eso. “Asistió en la tarea de alimentar a las personas que tomaron refugio en las embajadas, reclamó contra los arrestos (…) y encontró la manera de asistir a quienes debieron salir del país”, dice la página web de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic).
Mientras, en Estados Unidos, Arturo adhería con fuerza a las ideas de Martin Luther King y era común que participara en marchas y protestas. En esa época conoció a su primera esposa -es casado tres veces-, con quien tuvo dos hijos.
En 1974, tres años después de graduarse, ya dictaba cátedras. Y en ese tiempo, cuando estaba en la Duke University, le presentaron a un joven político chileno que estaba en Estados Unidos dictando clases en la Universidad de Carolina del Norte y que 26 años después sería Presidente de Chile: Ricardo Lagos Escobar.
Como parte del National Democratic Institute, al cual se integró por afinidad política, el cientista “fue muy colaborador en la lucha contra la dictadura. Por interés propio, quiso vincularse con la oposición, y terminó siendo amigo de los líderes de la futura democracia”, recuerda Enrique Correa. Y agrega que incluso el chileno-americano participó en algunas conversaciones del Grupo de Estudios Constitucionales, más conocido como el grupo de los 24, liderado por Edgardo Boeninger.
En 1993, respaldado por el respeto que ya había ganado al interior del Partido Demócrata, fue llamado por Bill Clinton para ser el segundo hombre a cargo de América Latina en el Departamento de Estado, donde estuvo hasta 1996. Al año siguiente, fue nombrado asistente para Asuntos Interamericanos del Consejo de Seguridad Nacional, con sede en la mismísima Casa Blanca.
Pese a sus altas obligaciones, el chileno mantuvo contacto con su país natal e intentó hacer espacio en su apretada agenda para viajar a Santiago y visitar a su familia. Aún así, dice Correa, “es muy americano. Se apasiona por todo lo que pasa en Estados Unidos. De hecho, fue tenaz opositor al gobierno de Bush”.
Para el ex canciller Ignacio Walker, Valenzuela es el hombre que más calza con las políticas sobre América Latina de Barack Obama. “Sus intereses son transversales. Es muy funcional a la política del nuevo Presidente, en la que no hay dogmas y está la idea de hacer borrón y cuenta nueva”.
Pero sus responsabilidades van más allá. De niño siempre sus padres le inculcaron que, como primogénito, tendría que hacerse cargo de sus hermanos en caso de que ellos faltaran. Y era tanto el temor a sufrir un accidente, que durante años sus progenitores viajaron a Estados Unidos en vuelos separados para asegurarse de que uno de los dos sobreviviera para mantener a los seis niños. Pero nada de eso ocurrió. Su padre falleció el año pasado, a los 92 años, y Arturo asumió la labor de cuidar a su madre. Enferma de Alzheimer e internada en una institución metodista, él es su apoderado, y semanalmente viaja la hora que los separa en auto, sólo para verla.
Hasta que ella tuvo salud, su mayor alegría fue Arturo, quien la invitó a la cena de fin de gobierno de Bill Clinton, donde le presentó al Presidente y a Hillary. “Estaba muy orgullosa de lo que había logrado su hijo”, cuenta Sebastián Castro, director del Instituto Milton Eriksson, lugar donde Dorothy Bowie trabajó durante más de una década.
Cuando en la Iglesia Metodista de Chile se enteraron de la nominación de Arturo Valenzuela, muchos se emocionaron. Y es que la familia del académico es parte fundamental en la historia de esta institución.
Cuando, en septiembre de 2008, el padre de Arturo, Raimundo, murió a los 92 años, varias páginas web de los metodistas, tanto a nivel nacional como internacional, constataron la noticia con pesar. Raimundo Valenzuela Arms, nacido en Temuco, en 1916, fue el precursor de la independencia de la de la Iglesia Metodista de Chile –antes dependiente de Estados Unidos- y el primer obispo que tuvo ésta como entidad independiente.
Pese a que vivió toda su juventud en Estados Unidos –donde se casó con Dorothy Bowie-, Valenzuela hizo su carrera pastoral en su país natal, donde ayudó a formar los cimientos de las primeras iglesias metodistas de la Octava Región.
En 1974, Valenzuela dejaría el obispado para dedicarse a hacer clases de teología en las escuelas de su creencia. Luego de su jubilación, en 1986, dividió su tiempo entre Chile y la Universidad de Duke. En esos años escribió dos libros sobre la historia de la Iglesia Metodista de Chile. Dorothy Bowie siempre acompañó a su esposo en la actividad pastoral. Pero, inquieta y generosa como era, decidió hacer un aporte propio a las sociedad chilena.