jueves, 12 de noviembre de 2009

Del buen tesoro


Por: Pastor Jorge H. López



GUATEMALA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Cuando se ejecuta la compra de algún electrodoméstico, un aparato, inclusive un vehículo, viene inserto un folleto que conocemos como el manual del fabricante, que contiene especificaciones técnicas y de servicio para un buen uso y mantenimiento adecuado, además de garantizar un largo tiempo de vida útil.


Hay personas que obvian su lectura, otros siguen al pie de la letra lo que se dice y lo desechan guardándolo en algún punto, otros lo tienen “a la mano” para consultas más frecuentes. Y así como sucede con ese manual sucede con muchos libros que son parte de una decoración o de una sala o de un cuarto de estudio, pero su contenido es ignorado por mucho tiempo.Así sucede con la Biblia, que a pesar de su existencia y esfuerzos de un mundo hostil que trata, que se esfuerza, que busca cómo socavar los cimientos de su contenido; más adelante llega a la conclusión de su veracidad. Ese manual del fabricante que muchos lo tienen en un anaquel guardado porque no han llegado a comprender el alcance de su contenido y presumen de su propio escepticismo en un alarde de ignorancia espiritual o de religiosidad mal concebida, fue escrito por más de 40 escritores diferentes, entre ellos reyes, estadistas, poetas, soldados, filósofos, pescadores, pastores, cobradores de impuestos, teólogos. A su unidad de contenido, hay que resaltar que de los escritores, muy pocos se conocieron entre sí: estuvieron separados en tiempo y espacio y fue escrito en un período de entre 1,500 a 1,600 años en 3 idiomas.Si repasáramos sus enseñanzas, las leyéramos y creyéramos, no se tuvieran muchos de los males de una sociedad que se enfrenta diariamente al conflicto que nace del corazón, de la maldad del hombre, de la avaricia, de la envidia y el egoísmo, de la necedad y del irrespeto. No existieran como instrumento fácil que se esgrime para causar daño. Y es que aquí encontramos consejo para todo y para todos, teniendo claro el concepto de la Palabra de Dios para nuestra vida. Si tan sólo aplicáramos la lección, entonces no existierían los grupos de rebeldes que reniegan de la sociedad que los concibió, de los extorsionadores de guante blanco y de los que se agrupan en los núcleos de pobreza económica, material, paternal y espiritual, los que buscan hacer dinero fácil sin el esfuerzo y la bendición del trabajo.Hombres y mujeres que han dejado su huella en la historia se han referido a este manual del fabricante para el hombre. Entre ellos, Gabriela Mistral, Napoleón Bonaparte, quien dijo “que no se trata de un mero libro sino una creación viviente, con el poder que vence a todo cuando se le opone”. George Washington dijo: “Es imposible gobernar rectamente al mundo sin Dios y sin la Biblia. Alguien que quiere gobernar una nación, pero ignora la Biblia va a tener muchas dificultades”. Y miremos los resultados: en Estados Unidos en las dos últimas décadas se dejó de leer la Biblia en los centros educativos y las consecuencias han sido el aumento del terror, la violencia, la desintegración familiar, guerras. Guatemala no es la excepción porque las familias no se gobiernan, solamente subsisten sin dirección, porque las enseñanzas de la Biblia no se aplican, no se conocen sus verdades. Voy a terminar con el pensamiento de Thomas Jefferson: “Siempre he dicho y siempre diré que la lectura cuidadosa y diligente del Libro Sagrado produce mejores ciudadanos. La Biblia produce las mejores personas del mundo”. Y esa es la solución para nuestros grandes males, tener presente el libro que tiene la enseñanza de la verdad, que nos enseña a tener un buen uso para una mejor vida.

 
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