PAKISTAN.-(AGENCIALAVOZ.ORG)La iglesia de la United Pentecostal Church en Gujranwala (en Ounjab) fue atacada el pasado 17 de abril por un grupo de musulmanes radicales que impidieron la celebración del Domingo de Ramos. Cientos de cristianos reunidos tuvieron que dispersarse y muchos fueron perseguidos, golpeados y maltratados. Sin embargo, la policía no ha detenido a ningún musulmán y sí a doce cristianos.
El blanco de los extremistas era sobre todo el pastor de la iglesia, Eric Isaac, que había exigido la liberación de Mushtaq Gill y de su hijo, Farrukh Mushtaq Gill, arrestados el 16 de abril bajo falsas acusaciones de blasfemia.
Como el pastor consiguió huir, los musulmanes tomaron a un anciano de la comunidad, Anwar Khok, y a su hijo. Durante horas les retuvieron y golpearon, diciendo que sólo les dejarían ir “a cambio del Pastor”. La Agencia Fides informa del testimonio de testigos oculares, que hablan de una “comunidad cristiana aterrorizada”.
“En los recientes incidentes está claro que la policía es cómplice de los agresores, ya que ha arrestado a los cristianos, víctimas de los ataques” , dice a la Agencia Fides Haroon Barkat Masih, Director de la Fundación Masishi, que se encarga de la defensa de los cristianos perseguidos, incluida Asia Bibi.
LIBERAN A ARIF MASIH
La Fundación Masishi también ha informado a Fides de que Arif Masih, el cristiano detenido en Faisalabad bajo falsas acusaciones de blasfemia, ha sido puesto en libertad y los cargos en su contra han sido eliminados.
La Fundación ha presentado a la policía 50 personas, todos musulmanes, que han testificado a favor de Arif, negando las acusaciones contra él. Los testigos fueron amenazados con armas por un grupo de radicales que querían impedirles hacer declaraciones en favor de Arif, que ahora se encuentra con su familia en un lugar secreto porque su vida corre un grave peligro.
La situación en el país no ha mejorado para los cristianos tras el caso de Asia Bibi . La presión internacional sigue siendo clave para frenar la escalada de violencia en el país oriental. Son cada vez más las voces que denuncian el crecimiento de un sentimiento de odio generalizado hacia los cristianos y una mayor tolerancia de los minoritarios grupos radicales islamistas.