EE.UU.-(AGENCIALAVOZ) El nuevo secretario general de la
Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, anunció aquí,
en el inicio de su gestión por cinco años, que este organismo respetará
la soberanía de las naciones y la decisión de su sociedad en temas como
la defensa del derecho a la vida desde su inicio en la concepción,
matrimonio entre personas del mismo sexo y eutanasia.
En medio de fuertes cuestionamientos por
parte de organismos de la sociedad civil, afirmó: “No impondremos nada
a nadie, cada país, cada sociedad, decidirá en conciencia”.
Uruguayo, de 52 años, Luis Almagro se
reunió la mañana de este domingo en la sede de la OEA con más de 200
representantes de la sociedad civil de los países miembros de este
organismo multilateral para sostener un diálogo como punto de inicio de
su administración.
Ríspido, entre gritos y consignas, el
encuentro fue de cuestionamientos a Almagro por – según participantes y
observadores- ser ambiguo en su discurso y evasivo en sus compromisos
ya que lo mismo plantea como reto personal “cada vez más derechos para
más personas”, como el respeto irrestricto y la no imposición de nada
para nadie.
En el salón de las Américas el nuevo Secretario de la OEA se reunió
por espacio de una hora y media con líderes sociales de por lo menos 35
naciones ante quienes habló de Cuba y su ausencia de elecciones, una
forma de corrupción; la discriminación de la población
afrodescendiente en el proceso de paz en Colombia, así como de la
necesidad de denunciar los modelos económicos, sociales y culturales que
provocan mayor pobreza de la población, discriminación e inequidad.Un discurso el de Almagro que desconcertó a unos y otros. Evasivo, titubeante, ambiguo, falto de claridad, fueron algunas de las expresiones vertidas respecto a sus posicionamientos. Escuchar a todos, no imponer nada, defender derechos para todos y al mismo tiempo respetar soberanía e identidad de las naciones y los pueblos, fueron las constantes en los planteamientos del titular de la OEA.
Corrupción, forma de “indemocratizar”
“No hay más corrupción que quitarle a una sociedad sus elecciones”, dijo al momento de responder una pregunta sobre el caso Cuba. Dijo que no se han dado las condiciones para que la representación de esa nación se incorpore a la OEA, no obstante que hay avances, los cuales se demuestran con la incorporación del gobierno de La Habana a la Cumbre de las Américas y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
“Hasta ahora no ha sido posible la incorporación de Cuba a la OEA, esperamos que esa nación caribeña haga la parte que le corresponde –no precisó qué es lo que corresponde- y la OEA también haga lo suyo”.
“Se trabajará en ello, sobre todo porque la organización que ahora encabeza, puntualizó, no está para alentar conflictos sino alentar la democracia en las naciones y el diálogo entre las naciones”, dijo Luis Almagro.
Tema recurrente en el diálogo con la sociedad civil fue el de la corrupción que afecta a una gran parte de las naciones miembros de la OEA. Dijo que la falta de transparencia en el ejercicio del gobierno representa una afectación a los derechos de los ciudadanos puesto que se les quita lo que les corresponde.
“Es momento crucial para avanzar en estos temas en el Continente, para avanzar en transparencia y legitimidad. Tiene que dejar claro que la falta de transparencia y legitimidad no debe arrebatar al pueblo lo que es del pueblo. La forma de corrupción es una forma de ‘indemocratizar’ los países. Este es el momento de reafirmar estas posibilidades, que nuestros pueblos, sociedades, población en general tengan estas formas de control de gobierno y combate a la corrupción”, apuntó el presidente de la OEA.
“Amaos los unos a los otros”
Hubo mucha expectativa por este primer encuentro toda vez que
Almagro definió en declaraciones recientes la línea de su Secretaría
General, sintetizada en “cada vez más derechos para cada vez más
personas”, lo que abrió todo tipo de especulación sobre una posible
coptación por parte de minorías ideológicas que promueven equidad de
género, políticas proabortistas y una agenda pro LGTBI.Por ello, los primeros e insistentes cuestionamientos formulados por los representantes de grupos de la sociedad civil de México, Argentina, Honduras, El Salvador, Venezuela, Cuba, Guatemala, Colombia y Paraguay fueron respecto a porqué hablar de más y nuevos derechos cuando lo que se requiere es que haya un respeto irrestricto a los ya existentes, además de que abrir la agenda a nuevos catálogos de presuntos derechos va dejando de lado los principios fundacionales de la Organización.
Causó desconcierto entre los asistentes liberales el que Luis Almagro haya citado un pasaje bíblico para tratar de calmar los ánimos entre las delegaciones, sobre todo cuando grupos que defienden el derecho a la vida, el matrimonio entre un hombre y una mujer, el respeto a la vida hasta la muerte natural y la no legalización de la mariguana, se confrontaran con aplausos y consignas con los grupos que apoyan esa agenda.
“Amaos los unos a los otros”, dijo el secretario general de la OEA. “Todos los que estamos en esta sala debemos respetarnos, todos, escucharnos. Yo les pido que amaos los unos a los otros”.
Trabajo para erradicar desigualdades
En su mensaje inicial, el uruguayo dijo que no habrá ningún tipo de consideración o de indulgencia frente a los diversos asuntos que tienen que ver con la defensa y el fortalecimiento de los derechos humanos, de la democracia, la seguridad de los ciudadanos y el desarrollo de las personas y la sociedad.
Adelantó que en cinco años de gestión que ha iniciado, su reto principal es lograr una gestión “limpia” en materia de fortalecimiento de la democracia y la consolidación de los derechos humanos, a los que podemos y debemos aspirar.
“Necesitamos una OEA que ataque las principales problemáticas de la sociedad, entre ellas la desigualdad y la discriminación. Esta organización hemisférica debe ser la fuerza de la democracia y la democratización, de las libertades políticas. No hay un camino de neutralidad, hemos sufrido y hemos padecido esas neutralidades. No podemos ser indulgentes”, dijo.
Citando un verso que, dijo, le gusta mucho, Luis Almagro señaló que lo que él quiere hacer en estos próximos cinco años desde la OEA es “cuidar las flores de mi jardín en el día a día”.
Dijo que el diálogo con la sociedad civil es necesario por lo que trabajará para institucionalizarlo. En este sentido dio a conocer que ha contratado a la ex ministra de Relaciones Exteriores de Brasil como asesora y secretaria de su despacho. “Los tres, la ex ministra, el secretario general adjunto y yo estaremos en este dialogo permanente”, señaló.
Julia Regina, de la Sociedad Civil de El Salvador preguntó a Almagro cómo actuará frente a la soberanía y autonomía de las naciones porque en su país no se permite el aborto, tampoco el matrimonio homosexual y se rechaza la legalización de la mariguana. Estamos preocupados por el riesgo que se corre nuestra identidad cultural y esencia como nación.
En medio de aplausos por su postura, Julia Regina pidió que la OEA no sea utilizada para que “violente” la soberanía de las naciones, sino que se respete su identidad cultural, sus valores y su legislación, que se respete los derechos humanos, pero no los nuevos derechos para nuevas personas.
Por el contrario, un representante de la sociedad civil de Venezuela consideró conveniente que los Estados Americanos garanticen todas las libertades posibles a todas las personas, sin discriminación, como dice la convención. El uso de principios religiosos son válidos para la vida individual de cada persona, pero no sería conveniente que ciertos grupos se pronuncien por decidir políticas públicas a partir de esas visiones religiosas.
Habló de la necesidad de que la Secretaría General se pronuncie por la equidad de derechos, no por nuevos derechos, todos, incluidos los de la comunidad LGTBI, indígenas, , adultos mayores, entre muchos más, para que no haya discriminación con base en deseos individualistas.
Otra representante de la sociedad civil dijo que las cuestiones religiosas no pueden imponerse sobre los derechos e incluso sugirió que la OEA analice el tema de la laicidad en materia de derechos humanos, eliminación de discriminación y carencia de oportunidades para todos.
El resto de las preguntas, aproximadamente 12 en total, fueron en el mismo tenor. Muy marcada la diferencia entre los grupos a favor del derecho a la vida y quienes defienden el matrimonio entre un hombre y una mujer, así como los que promueven el aborto, la conformación jurídica de nuevos derechos y quienes exigen que se respeten cabalmente los que ya existen porque son letra muerta, de ahí la necesidad de su aplicación y respeto total.
Divergencia si, imposición no
A todo ello Luis Almagro subrayó que hay una clara definición por parte del Consejo de la OEA para que las principales líneas de acción sean trabajar por el reforzamiento de la igualdad de las personas, la eliminemos de cualquier forma de desigualdad y discriminación, además de la eliminación de cualquier forma de veda de derechos.
Sin embargo remarcó que todos los puntos de vista, incluso los que son divergentes, serán respetados.
Impulsaremos una lógica que todas las libertades son fundamentales. No nos meteremos en la soberanía de los Estado, seremos objetivos al respecto y cada Estado podrá decidir, de acuerdo a su pacto social, las mejores condiciones de vida en su sociedad.
La OEA sí debe velar porque cada uno de los derechos contemplado en cada una de las convenciones interamericanas de protección al individuo sea cada vez más vigente, más fuerte, con la visión más profunda. “No puede ser un instrumento de radicalización de conflictos”, dijo.
Sin perjuicio de la objetividad, en mi conciencia, cada derecho que sea firmado en las Américas va a contar con mi apoyo. No podemos imponer a nadie nada, cada quien decidirá en sus conciencia.
Fue en este sentido que habló de la importancia de poner atención también en otros temas que afectan a la sociedad, como lo son la falta de oportunidad económica, la inequidad o la falta de acceso de oportunidades. Creo que tenemos también que trabajar de una manera más efectiva los derechos económicos, sociales y culturales.