Nicolás de Jesús López, cardenal arzobispo de Santo Domingo, ha evidenciado una vez más hacia James “Wally” Brewster, el embajador estadounidense al que en su día calificó de “maricón” cuando se anunció su nombramiento. Brewster convive en la embajada de los Estados Unidos junto a su marido Bob Satawake, y ambos, como activistas LGTB, han hecho de la visibilidad uno de los ejes de su actuación, concediendo entrevistas en las que han hablado abiertamente sobre su relación o recibiendo en el edificio consular a grupos de activistas LGTB de la República Dominicana
En esta ocasión, la polémica se ha desatado tras las declaraciones que efectuó el embajador la pasada semana, en una recepción que tuvo lugar en la Cámara Americana de Comercio de República Dominicana para festejar la festividad de Acción de Gracias.
Durante el acto, Brewster hizo referencia a varios asuntos de actualidad en la República Dominicana entre ellos los recientes casos de corrupción que habían salpicado a miembros de las más altas instancias del poder judicial, a los que calificó de “cáncer”, reprochando la pasividad de la sociedad dominicana al respecto. Con acritud, instó a sus críticos a que devolvieran los visados que les permiten viajar a los Estados Unidos si no estaban de acuerdo con la postura oficial de su gobierno, que él representaba.
Las palabras de Brewster causaron indignación en varios sectores de la sociedad dominicana, entre ellos el de la jerarquía católica, de gran influencia en el país, por considerarlas una injerencia inaceptable. Pero la diatriba del cardenal arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López, excedió una vez más los límites para instalarse en su habitual homofobia, acompañada de un acentuado machismo, al exhortar “a ese señor [James ‘Wally’ Brewster] que se meta en su embajada. Y como esposa que es de un señor, que se ocupe de la casa, eso es lo que tiene que hacer él”. También corroboró las declaraciones de su obispo auxiliar, Víctor Masalles, que había afirmado días antes que la preocupación del embajador estadounidense por la corrupción era falsa, pues “no parece interesarle resolver ese problema, sino usarlo como puente para meter su consabida agenda LGBT en el país”.
Un nombramiento inaceptable
En su día, la candidatura de Brewster por parte de la administración Obama generó una oleada de polémica en la República Dominicana,el cardenal arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López, quien calificó al diplomático de “maricón”, acusando a los Estados Unidos de querer promover con su nombramiento el matrimonio homosexual. El entonces obispo auxiliar de Santo Domingo, Pablo Cedano, aseguraba que el nombramiento de Brewster era una “falta de respeto” y que “no sería bienvenido”. También el líder evangélico Cristóbal Cardozo se mostraba en contra de la elección de Brewster como embajador, estimando que era “un insulto a las buenas costumbres dominicanas, en un país donde las relaciones homosexuales no son aprobadas legal ni moralmente”.