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| Aunque es posible quien lo hirió profundamente no haya cambiado o no sea digno de misericordia, decida dársela de todos modos, así como Jesús la tuvo con usted |
Ps José Linares Cerón
https://twitter.com/pastorlinares
PERU.-(AGENCIALAVOZ) A veces, nuestras heridas son tan profundas que el perdón no viene fácilmente. Recuerde que Jesús lleva las cicatrices de los pecados de otros también, incluso de sus torturadores y asesinos. El Espíritu Santo nos da capacidad a los creyentes para cumplir con esta difícil tarea.
Aunque es posible quien lo hirió profundamente no haya cambiado o no sea digno de misericordia, decida dársela de todos modos, así como Jesús la tuvo con usted. Evite los conflictos que enferman el alma y la salud. Evite en lo posible a los que los ofenden y viva con éxito con personas maravillosas que aman a Dios y saben valorar la dignidad de su prójimo.
Cuando Dios perdona al pecador, nunca más se acuerda de nuestros pecados (Jer 31.34). Esto no significa que ellos nunca ocurrieron, sino que el Señor se niega a utilizarlos como una razón para condenarnos.
Conclusión
https://www.facebook.com/rvdojose.linaresceron?fref=ts
Déjale al Hijo de Dios que gobierne tu vida, y sentirás lo inalterable de su paz. Tú alma, gozada de serenidad, fe y esperanza para enfrentar las turbulencias de la maldad. Las injurias, mentiras, la soberbia y la injusticia al dolor humano nunca alcanzaran a la serenidad de tu vida. Porque el Espíritu Santo vive en tu corazón. Tu fuerza y la ayuda de Dios te darán victoria para derrotar a tus enemigos o adversarios con inteligencia y firmeza.
Cuando Dios perdona al pecador, nunca más se acuerda de nuestros pecados (Jer 31.34). Esto no significa que ellos nunca ocurrieron, sino que el Señor se niega a utilizarlos como una razón para condenarnos.
Conclusión
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Déjale al Hijo de Dios que gobierne tu vida, y sentirás lo inalterable de su paz. Tú alma, gozada de serenidad, fe y esperanza para enfrentar las turbulencias de la maldad. Las injurias, mentiras, la soberbia y la injusticia al dolor humano nunca alcanzaran a la serenidad de tu vida. Porque el Espíritu Santo vive en tu corazón. Tu fuerza y la ayuda de Dios te darán victoria para derrotar a tus enemigos o adversarios con inteligencia y firmeza.
