sábado, 3 de noviembre de 2007

¿Cuál es la causa de que un niño se orine en la cama?

Por Dr James Dobson


( AGENCIALAVOZ ) -. En los Estados Unidos hay alrededor de siete millones de niños que mojan la cama todas las noches. Son un grupo de malentendidos. Los padres de muchos de ellos creen que lo hacen deliberadamente y que se puede eliminar por medio del castigo.

Otros piensan que todo lo que pasa es que estos niños son demasiado perezosos para levantarse e ir al baño. Son ideas equivocadas y lamentables. Con frecuencia, hay algunos factores médicos que causan que se orinen en la cama, como el tener una vejiga pequeña, la inmadurez física u otros estados físicos. Por esto, se debe comenzar por consultar a un pediatra o a un urólogo cuando un niño empieza a orinarse en la cama. Alrededor de cincuenta por ciento de los niños pueden recibir ayuda o quedar curados a base de medicamentos.
Hay otros niños y niñas cuyo problema tiene un origen emocional. Cualquier cambio en el ambiente sicológico del hogar puede producir este accidente de media noche. Durante los campamentos de verano que se realizan para niños pequeños, los directores tienen la costumbre de poner cubiertas de plástico sobre los colchones de las camas de todos sus pequeños visitantes. Al parecer, la ansiedad asociada con el hecho de hallarse fuera de casa crea una alta probabilidad de que mojen la cama durante las primeras noches, y es particularmente arriesgado dormir en las literas inferiores.
Me parece que hay un tercer factor que es causa frecuente de la enuresis. Durante los primeros años, los niños mojan la cama, sencillamente porque son demasiado inmaduros para mantener el control de su vejiga durante la noche. Algunos padres, en un esfuerzo por impedir otro episodio desagradable, comienzan a sacarlos por la noche de la cama para llevarlos al baño. El niño sigue profundamente dormido, pero le dicen que “haga pipí”, o lo que sea. Después de establecido este condicionamiento, el niño que necesita orinar de noche sueña que le están diciendo que lo haga. En particular cuando lo sobresaltan o lo perturban por la noche, el niño puede creer que lo están llevando al baño. Yo les recomendaría a los padres de los niños ya mayorcitos que aún mojan la cama que dejen de levantarlos por la noche, aunque esta forma de conducta continúe por un tiempo.

PREGUNTA: Me enojo mucho cuando mi hijo se orina en la cama. Todas las mañanas tengo que sacar y lavar toda su ropa de cama y su piyama. La semana pasada le dije que le daría unas nalgadas si lo volvía a hacer. ¿Le parece que eso ayude?

RESPUESTA: ¡Por supuesto que no! A menos que su niño se orine en la cama como acto de desafío que se produce después de estar él despierto, lo cual dudo, su enuresis es un acto involuntario del cual él no es responsable. El castigo bajo esas circunstancias es peligroso e injusto. De todas formas, para su hijo es una humillación despertarse mojado, y mientras más edad tenga, más mal se va a sentir por ello.
El niño que tiene este problema necesita que sus padres lo tranquilicen y tengan paciencia con él, y ellos deben estar siempre dispuestos a apoyarlo. Sería sabio que trataran de esconder este vergonzoso problema de aquellos que se reirían de él. Aun el humor bien intencionado dentro del seno familiar, asociado con el hecho de que se orine en la cama, suele ser muy doloroso.

PREGUNTA: Aparte de la ayuda médica, ¿qué otras sugerencias tiene usted para cuando hay un problema de enuresis?

RESPUESTA: Hay otros remedios que a veces funcionan, como aparatos electrónicos que hacen sonar un timbre y despiertan al niño cuando la orina completa un circuito eléctrico. Esto condiciona al niño para que asocie la sensación de que necesita orinar con el timbre que lo despierta. He oído algunos relatos de personas que han obtenido gran éxito con algún niño al que era muy difícil sacarlo de este problema, y quedó curado en pocas semanas usando este aparato. Ciertamente, probarlo no puede hacer daño.
Mientras se resuelve el problema, espero que usted pueda mantener al mínimo su grado de frustración. Algunas veces ayuda una sonrisa. Recibí una vez una carta de una madre que escribió la oración que su hijo de tres años hizo al acostarse. Esto fue lo que dijo: “Ahora me acuesto a dormir. Cierro los ojos, y mojo la cama”.

 
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