INGLATERRA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Dos manifestantes pro Tíbet intentaron apagar la llama de los Juegos Olímpicos de Beijing con un extintor para incendios durante su paso por Londres. Aun que ambos se lanzaron sobre el portador de la antorcha en ese momento, no lograron su proposito y fueron detenidos por la policía local.
El incidente ocurrió en la zona de Ladbroke Road, en el ángulo con la avenida Holland Park, en el oeste de la capital de Inglaterra.
Martin Wyness y Ashley Darby, que habían escrito "extintores de propaganda" sobre los dos elementos para combatir fuegos, se lanzaron sobre el paso de Chris Parker que portaba la antorcha pero no lograron su cometido.
Varios policías los bloquearon y los apresaron, indicaron reportes oficiales.
Los manifestantes había distribuido mensajes entre los asistentes en los que aclaraban que no estaban "contra el pueblo chino, pero sí contra el brutal régimen que los gobierna" y que da "horrible tratamiento a los derechos humanos".
"China no tiene derecho de pasar la antorcha por Londres" , afirmaban los panfletos.
La llama había partido de Wembley bajo una nevada intensa, en medio de un gran operativo de seguridad, por las protestas contra China a raíz de los hechos de violencia en Tíbet. Centenares de manifestantes, con carteles y banderas, esperaron hoy el paso de la tradicional llama, que mañana estará en París y el miércoles en San Francisco, Estados Unidos.
Cerca de 80 atletas y celebridades llevarán la antorcha a pie, en bicicleta, bote y autobús durante un viaje de 50 kilómetros, que terminará en Greenwich, tras ocho horas de recorrido.
Tíbet fue anexado por la fuerza a China en 1950 y numerosos tibetanos, que profesan el budismo, debieron buscar exilio en otros países, entre ellos el Dalai Lama, líder espiritual de ese movimiento.
Los tibetanos reclaman la autonomía, pero no la independencia de China, cuyas autoridades ejercieron recientes represiones a manifestantes en esa región, lo que despertó protestas de la comunidad internacional.
La cercanía de los Juegos -comenzarán el 8 de agosto- ha puesto la problemática de Tíbet como nunca antes en el escenario internacional.