La pregunta clave en la carrera presidencial estadounidense es ¿quién es el candidato con más posibilidades de ganar la elección para cada partido? El candidato más viable, quien por supuesto no complacerá a todos entre las bases que votan en las elecciones primarias, pero que tenga la fuerza para ser competitivo en la recta final, cuando el electorado es más amplio y moderado.
Bush ni siquiera ha formalizado su campaña, pero su estrategia parece ser precisamente esta: demostrar que es una opción altamente competitiva en las elecciones generales. Y, en estos comicios el voto latino puede ser decisivo. Esta semana luego de una visita a Puerto Rico, llegó a Houston para dar un discurso en la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC). En este foro confluían dos de los electorados que pueden ser decisivos para cualquier candidato republicano en 2016: el latino, que se ha inclinado por el partido demócrata en las dos últimas elecciones presidenciales y el evangélico, de un peso político y monetario considerable.
Bush respondió a ambos públicos hablando específicamente de inmigración, pero también enfocándose en el valor de la familia y libertad religiosa.“La inmigración es un elemento clave para el éxito de nuestro país. Este no es el momento de abandonar algo que nos ha hecho especiales y únicos”, dijo.
Según la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) en 2012 más de 11,1 millones de latinos votaron. Esa cifra se ha incrementado en cerca de 2 millones con cada elección presidencial. En estados competitivos en la elección general de 2016 como Colorado, Nevada, Florida y Nuevo México, el voto hispano será decisivo.
Atentos los casi 1,000 participantes en la conferencia respondieron con calidez al potencial candidato republicano. Bush lanzó varias frases en español, elogió a su esposa, que es de origen mexicano, recordó los avances educativos de los hispanos en Florida bajo su liderazgo y reconoció el valor de los inmigrantes.
También insistió en los mensajes típicos al hablar del tema: arreglar el sistema de inmigración, controlar la frontera, hacer que la inmigración legal sea más fácil que la ilegal, crear un catalizador de nuevos negocios y lidiar con los 11 millones de trabajadores indocumentados, “para que hagan lo que quieren hacer que es trabajar, no recibir asistencia del gobierno y ganar su estatus legal”, aseguró.
Detrás de estas palabras hay mucho que quedó afuera o que Bush simplemente no mencionó por conveniencia política, como si extendería la acción ejecutiva de inmigración que detiene las deportaciones de baja prioridad y otorga permisos de trabajo a los indocumentados que califican. También está el nivel anual de deportaciones y los recursos y política necesarios en el caso de los menores y familias que continúan cruzando la frontera.
A pesar de eso, tuvo una calurosa acogida en la conferencia. Carlos Malavé, director ejecutivo de Iglesia Cristianas Unidas en Estados Unidos comentó que “su mensaje es el que la gente aquí quería escuchar; un apoyo a la reforma migratoria. Hay muchos detalles que no mencionó porque no quiere indisponerse frente a la base de su partido, pero creo que si logra la nominación su posición será favorable”.
Para Miguel Rosado, pastor de la iglesia En Dios Confiamos “estuvo muy bien lo que dijo, nos dejó claro lo que era básico para él y eso me gustó mucho. Pienso que está inclinado para los latinos. No sé si los hispanos evangélicos lleguemos a apoyarlo, porque los políticos son políticos y cambian”, explicó.
¿Tiene el potencial de convertirse en el candidato de los hispanos evangélicos? La respuesta según el reverendo Tony Suárez vicepresidente ejecutivo de NHCLC es “sí”. “Vemos que entre la familia Bush desde el padre al hermano, hay compasión, son conservadores moderados. Hoy en día en Washington nadie se habla, es una pelea constante, falta un líder que genere acuerdos y creo que Jeb Bush lo puede hacer”, dijo.
Según la firma Latino Decisions un 15% de los hispanos son evangélicos. En una de sus encuestas realizada en la elección presidencial 2012 con 5,600 participantes estimaron que un 54% de los latinos evangélicos votaron por el Presidente Barack Obama. Eso a nivel nacional se traduciría en alrededor de 350,000 votos.
“El grupo que votó por Romney estaba en contra de él cuanto a inmigración, pero a favor en temas mejor de valores, de vida, matrimonio que son importantes. No creo que un candidato obtenga el voto de los latinos evangélicos en 2016 si no es pro reforma migratoria”, agregó Suárez.
Al hablar de un bloque más grande, el voto evangélico en Estados Unidos, Suárez reconoció que hay divisiones importantes y esa es una de las principales labores de su organización dentro de la iglesia evangélica: eliminar la idea de que la inmigración es una plataforma demócrata.